El Toro de Tordesillas en estatua sigue olfateando el aire de la vega del Duero en su emplazamiento como un canto a un festejo taurino singular de la Villa de Tordesillas. Hace algo más de un año robaron arrancando las placas de bronce que explicaban el contenido de este festejo taurino tradicional, de época e historia que se celebraba en Tordesillas todos los martes de la Peña al llegar septiembre, con motivo de sus fiestas patronales.
El ejemplar, un toro de volumen, cuajado, hermoso y bien armado está situado en la boca del mismo puente de Tordesillas, allí en una rotonda a la que numerosas personas se acercan para llevar una foto del lugar más que nada por el significado que tiene o que tuvo para la Villa de Tordesillas.
Seguramente ahora, en estos años de pandemia, dos ya que no ha habido festejo taurino, como consecuencia del virus fatídico, más de una persona habrá recordado el viejo torneo medieval que protagonizaba un toro y un lancero en la vega del Duero.
La estatua del toro tordesillano sigue mostrando un recuerdo vivo de lo que fue para muchas personas, pero sobre todo y ahí está lo fundamental, es el símbolo de la historia de la Tauromaquia, esa que algunos no entienden y califican de retrógrada, porque seguro creen que la historia son ellos mismos y no el ayer, al que desprecian, del que se debe aprender, conocer y respetar.
El Toro de la Vega de Tordesillas era el único resquicio taurino de neta raíz medieval que se conservaba en España.
Foto: José FERMÍN Rodríguez
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