Ayer en la Glorieta, la plaza acogedora de tanta simbología charra que ha cumplido ciento veinte años desde que se erigiera, se dibujó el víctor taurino por excelencia, señal inequívoca del triunfo y así la antiquísima simbología que tradicionalmente se pintaba en las paredes de las dependencias de la Universidad acompañando al nombre del reciente doctor, hoy la han reeditado Hermoso de Mendoza, a caballo, José María Manzanares y Talavante, en lidia ordinaria, pues han pintado el suyo en el cuidado albero salmantino. Los tres salieron por la puerta grande tras triunfar ante los toros de Garcigrande y de Capea para rejones. Y salieron como salían, izados a hombros, los victoriosos hombres porque han logrado ya el doctorado en Tauromaquia.
Y en el tendido la parroquia, los seguidores, aficionados y público llenando el aulario y emocionándose y vitoreando a sus héroes poniéndolos en los cuernos de la luna, porque los toreros, todos los toreros, son héroes de nuestro siglo, a quienes debemos gratitud y sobre todo respeto.
Mendoza, Manzanares y Talavante junto al ganadero Domingo Hernández y Pedro Gutiérrez, han dado en Salamanca la mejor tarde de toros de la feria y eso es muy bueno recordar. Y el premio a «civilón» de Montalvo, declarado como mejor toro de la feria.
Cierto es que cuando vibra la Glorieta de Salamanca se conmueve la memoria de la fiesta de toros.
Salamanca ha concluido su feria taurina en honor a la Virgen de la Vega, a salvo de los rejones el día de San Mateo. Hemos intentado servírsela a los lectores con la profundidad de análisis y con el sentido gráfico puesto en cada acción. Bien es verdad que esto último tuvimos que desistir de ello ante los modos estrictos de un policía que adoptó y tomó en consideración su función primordial de seguridad, invitando al fotógrafo a abandonar su recinto y dejar de hacer su trabajo en el lugar en que se encontraba, el callejón de la plaza. Seguro que el buen policía encargado de velar por la seguridad habrá controlado también la presencia de todas aquellas personas que asisten al callejón de la plaza de toros de Salamanca, políticos y compañeros de profesión, con puro y vaso de cubata incluidos, a ver a los héroes del víctor taurino y disfrutar del espectáculo, mientras quienes van a trabajar para servir a los demás tienen cortapisas y problemas para poder hacerlo, tal vez por no ser de esa universidad. Lástima.
Foto: José Fermín RODRÍGUEZ
Deja una respuesta