Bella tarde, recordatoria del ayer torero y taurino en la plaza de palos de Montemayor de Pililla tal y como se celebraban las fiestas de toros hasta no hace tantos años por pueblos, villas y localidades que acotaban con maderas de palos y talanqueras un recinto para disfrutar de los toros y, con ello, personajes singulares, arraigo, raíz, sencillez, hospitalidad y acogida y eso, en estos tiempos tan pedigüeños y locos es un generoso reencuentro.
Hoy se han lidiados dos novillos de la ganadería de Toros de Tierz de César Mata por dos muchachos que quieren ser toreros, uno José Manuel Serrano y el otro, el medinense Borja Serrano que, aunque ambos llevan el mismo apellido, nada tienen en común en cuanto a parentesco. En lo que sí se parecen los dos es en las ganas, en la entrega, en la capacidad y en el buen hacer de un toreo de principiantes más que solvente.
En la Presidencia del tablado alto para esta triunfal función de la Cruz de Montemayor, su alcalde Iván Bachiller que tanto trabaja por el bienestar de sus vecinos y por recuperar las tradiciones taurinas de su pueblo. Junto a él, de asesor, el que fuera alcalde de Íscar, Alejandro García.
Un paseíllo atípico, con vuelta a la izquierda pues el «palco» se encuentra a la misma vera de la puerta grande y de acceso por parte de los novilleros y sus cuadrillas entre quienes estaban Raúl Gómez «El pela» para decir ya su adiós como subalterno en activo en su última actuación pública. El buen tercero José Carlos Marcos «Villanubla» y Jesús Ojeda dando paso al resto de compañeros. Todos, conformados con traje corto, y sombrero o gorrilla campera.
Abrió plaza un novillo bravo y encastado de Toros de Tierz, noble y repetidor, justo de fuerza por ponerle un pero para que José Manuel Serrano se echara de rodillas a instrumentar un farol que a poco se le apaga en el salto el novillete. Luego, ya de pie, ligó unos lances de cierta galanura, bien rematados con la revolera. Brindó su faena al público y con la muleta tuvo que echarla a media altura, al principio, porque bajando demasiado la mano el torete se caía. Lo entendió perfectamente José Manuel y así fue desgranando una faena muy aplaudida por el público. Con media estocada arriba, en el sitio, cayeron para su esportón las dos orejas del novillo que paseó orgulloso alrededor del rectángulo del recinto típico taurino de Montemayor.
No le fue a la zaga, pues el triunfo estaba a la puerta, Borja Serrano a quien tocó un novillo bravo, con genio y encastado que se arrancaba de largo con una alegría digna de reconocimiento. Borja le entendió perfectamente desde su salida al que esperó a porta gayola y a punto estuvo de recibir un disgusto. Sobrepuesto y olvidado, el valiente novillero hasta banderilleó a su enemigo en una acción poco brillante, pero mostrando las ganas de novillero por agradar en todos los terrenos, en todos los tercios, en todos los momentos.
Borja Serrano es un novillero que ya está cuajado y más que formado, con estilo. En Montemayor le vimos realizar cites con ambas manos de temple y ligazón embarcando al burel desde la larga distancia con estilo, propiedad y fundamento. Muy bien Borja en su intervención que rubricó con una estocada entera, algo delantera por poner un pero, que le acreditó a recibir las dos orejas y el rabo de la res de Toros de Tierz, a la que se dio la vuelta al ruedo en su arrastre.
César Mata, el ganadero de Cuéllar y Valladolid, estaba contento y feliz por el juego de sus novillos. Más quienes echamos la tarde para verlos lidiar en un recinto único e irrepetible de un pueblo bonito y hermoso como es Montemayor de Pililla, brillando al sol en su función taurina de la Cruz.
Hoy sí que podemos decir sin temor a errar que todo acabó bien y a contento con la salida a hombros de la plaza de los dos chavales que quieren ser toreros, José Manuel y Borja Serrano y un ganadero feliz, al que anudaron un pañuelo azul por sus dos ejemplares. Y el buen hacer de Juan y Pepe Mayoral, taurinos de Castronuño para la función de Montemayor.
Fotos: José FERMÍN Rodríguez
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