Con un tiempo extraordinario de luz y esperanza, muchos aficionados taurinos se han dado cita esta mañana en la Glorieta de Salamanca para rendir el homenaje póstumo a Julio Robles, en el vigésimo primer aniversario de su muerte. El acto estuvo organizado por el Ayuntamiento y la Federación de Peñas Taurinas de Salamanca y ha contado con la presencia del alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, así como familiares del diestro y representantes de las peñas de aficionados.
El capellán de la plaza de la Glorieta pronunció unas hermosas y sentidas palabras además del rezo de un responso en la memoria del diestro desaparecido tras la trágica cogida en la localidad francesa de Beziers que le dejaron postrado en una silla de ruedas. La Banda municipal de Salamanca interpretó diversas piezas musicales entre ellas cerca del cielo así como el pasodoble dedicado al torero.
Posteriormente y tras las palabras del representante de la Federación de Peñas Helmánticas que reprodujo una crónica de Joaquín Vidal, escrita con motivo de una faena del diestro realizada en Colmenar Viejo, el alcalde, una de las hermanas y la familia del torero depositaron al pie de su estatua la ofrenda floral.
Veintiún años después y desde la ausencia por motivo de la pandemia el año pasado, representantes de la Federación vallisoletana estuvieron acompañando en dicho acto y honraron la memoria del torero que reposa eternamente en Ahigal de los Aceiteros.
REPORTAJE GRÁFICO: José FERMÍN Rodríguez
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