Aquí está la terna que disputó la edición por cuarto año consecutivo del «GARBANZO DE ORO» en Fuentesaúco antes de hacer el paseíllo, soñando con sus sueños y esperanza. Ellos son también el futuro del toreo tan necesitado de valores, figuras y nuevas caras. Es el renuevo de cada día el que brota del gran árbol de la vida taurina. Ellos son Carlos Ochoa, Luis Pasero y Mariano Sescosse, con la ilusión agarrada fuertemente entre sus manos de la montera y del capote de paseo, para que no se vaya de sus vidas como mariposa errante.
La vida del novillero que empieza es bien distinta de la de hace unos años. Pero hoy, como ayer, la magia sigue saliendo por entre sus dedos y ojos de niños, mirada sincera.
En la fotografía que me envió mi buen amigo Juan Carlos Martín, que tanto anda bregando el hombre con su página denominada «novilladas sin» dando el escaparate y ofreciendo la información de este mundo torero de los comienzos, de cuando empieza todo y cuando más se necesita el apoyo y el reflejo de su propia actividad. posan los tres muchachos que participaron en la IV edición de este popular certamen, de corta vida, pero de interés creciente.
Otro aficionado de verdad a este mundo del toreo inicial, Javier Bernal, ha realizado un reportaje muy completo con los mejores momentos vividos por los muchachos en la plaza de Fuentesaúco cuando la Visitación era honrada en sus fiesta mayor del pueblo de la Guareña.
El Ayuntamiento saucano sigue apoyando esta actividad, que esperemos sea por muchos años.
Y aunque esta IV edición fue ganada merecidamente, y por unanimidad del Jurado, por el madrileño Carlos Ochoa, lo más importante es el hilo de esperanza que se extiende y conforma entre quienes quieren llegar a ser toreros.
En Fuentesaúco empezó y ojalá siga la ilusión para el bien de ellos y de cuanto representan para todos los demás.
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