Juan José Padilla que abría la primera de la feria de San Vitorino ha resultado cogido tras parear al cuarto de la tarde, produciéndole un desgarro generoso del cuero cabelludo a consecuencia del pisotón y raspado con la pezuña del toro. Padilla, tras clavar al violín al ejemplar, sufrió un resbalón, saliendo trastabillado y cayendo al suelo. El animal embistió al diestro caído pisándole en la cabeza y produciéndole un considerable desgarro. De inmediato fue trasladado, muy mareado, a la enfermería de la plaza por su cuadrilla, debido a la aparatosidad de la herida y en la creencia que la observación médica era la mejor decisión. Tras la sutura de la misma y la limpieza, fue trasladado en ambulancia a un centro médico para mejor evaluación clínica.
No ha sido esta corrida de comienzos de las populares fiestas de la capital de la Moraña una de las que se recordarán por el éxito y la rotundidad en el arte de torear de ninguno de los tres toreros que hoy han comparecido ante un aforo que casi se llenó, pese a la lluvia que jarreó antes del paseíllo y durante la primera parte del festejo. Antes de romper el desfile, se guardó un minuto de silencio en memoria del ganadero fallecido, Domingo Hernández, cuyos toros se lidiaban hoy en Arévalo.
Y la verdad es que los ejemplares echados hoy, han sido nobles, terciados, con las fuerzas justas pero que no han ayudado demasiado a la terna actuante para cimentar su triunfo. Y eso que el primero, el más basto del encierro, derribó de un zurrido al caballo del picador que metió la cabeza por dentro de uno de los burladeros. El resto, flojos, bajos de raza y bravura.
Solo Morante, quien comenzó su faena al segundo de su lote agarrado al estribo hasta sacarlo a los medios, instrumentó una serie por la derecha con la gracia del de la Puebla. Por la izquierda el ejemplar, terciado y noblote, no dio nada de sí. Estocada y una oreja para el esportón del De la Puebla. Antes en su primero, faena de poca trascendencia con un toro que va y viene. Pinchazo y casi entera con derrame. Con el beneplácito del Presidente de la corrida, y la generosidad que caracteriza al mismo desde que acudimos a esta Feria, se premió con una oreja la primera de sus faenas, sin apenas petición por parte del público. Eso sí, silbidos e increpaciones, además de voces fuera de tono, hicieron que el pañuelo con la concesión del trofeo apareciera en el palco.
Miguel Ángel Perera, recibe al tercero de la tarde que sale con pies y Perera le lancea con suavidad. Poca fuerza tiene el de Garcigrande que ha perdido las manos. Tras un puyazo, pide el cambio. Buen quite en el centro del platillo por chicuelinas. Brinda al publico. Lo mejor el cite desde el centro del platillo en un palmo, y dándole salida al toro por detrás, con quietud pasmosa. El toro noble y con la fuerza justa se llamaba «alcalde» pero no garantizó demasiado el arrojo y la emoción del diestro que anda sobrado de recursos. Estocada entera trasera. El torero coge el olivo al hacerle hilo el toro. Oreja.
En el que cerraba plaza y corrida, en la vara el toro quedó como muchos está tarde, constipado. Tenía la fuerza muy justa. Lo intentó sin fortuna el buen torero de la Puebla del Prior, pero el toro no podía ni con su alma.
En resumen, corrida de expectación, corrida de decepción. Y como anécdota decir que Morante no salió a hombros de la plaza, pese a haber cortado dos orejas, en solidaridad por su compañero Padilla, lesionado.















Fotos: José FERMÍN Rodríguez.
Deja una respuesta