Tienen las gentes de Morata de Tajuña, aparte de una extraordinaria afición a los toros, un encantador pueblo a escaso medio centenar de kilómetros de Madrid. Sus casi 7000 habitantes bregan cada día, como cada quisque, para conseguir salir de ésta y lograr un pueblo mejor.
En Morata hay una ermita dedicada a la advocación de Nuestra Señora de la Antigua, «madrecita buena y reina querida» en donde acuden todos los años el día 8 de septiembre a honrarla y rezarla y festejarla corriendo toros en su honor.
En uno de los momentos, detalles efímeros que pasan desapercibidos a muchos ojos, una montera de un torero llevaba pegada en su interior la estampa de la Milagrosa y venerada imagen. La captación del recuerdo fotográfico fue casualidad y al verlo después nos abrió el portón para contar el significado tan taurino que tiene en esta zona de la meseta sur, entre las tierras de Madrid y Guadalajara la fiesta de los toros. En esas tierras dicen que siempre se han echado toros hechos y derechos, con trapío y edad, signos inequívocos de los sudores a padecer por quien tiene que enfrentarse a ellos con una muleta y un estoque. Y sus habitantes llevan a gala con entusiasmo desbordado la participación en los festejos, al igual que hacen también en la representación de la Pasión viviente al llegar la semana santa, denominada «El jueves santo al atardecer».
Históricamente los toros del Tajo han dado momentos guardados celosamente en la historiografía local, origen de una bravura y codicia espectaculares. Por ello no podían faltar diestros toreros que hacen del arte de la Tauromaquia su propia vida y entrega, incluso tienen una escuela taurina cuyos componentes han participado en más de una ocasión en la convocatoria del Certamen de Tentaderos de Rioseco. Y no me olvido de rejoneadoras como Pierret, «la princesa de París», que convivió y llevó el nombre de Morata con orgullo, como una morateña más, hasta su muerte.
En fin la pasta, la forma de ser, de las personas estén en el sitio que estén y vivan en donde vivan, siempre sale afuera, en ebullición, como una explosión de lava vivificadora y purificadora, especialmente cuando hablamos de toros. Tal y como se desvela en el secreto de la montera.
Hay una línea invisible en la que a partir de ella, todos los taurinos estamos hermanados, unidos, armonizados en una causa que supera los límites de todo lo material. Y tras ella, siempre la divinidad coronando la claridad en la cabeza, el sentimiento en el corazón y la composición en músculos y huesos.
Por eso esto es tan grande.
(Foto: Fermín Rodríguez)
Federación Taurina de Valladolid dice
Hola Jesús López Garañeda;
Me visto tu articulo publicado y me ha encantado leerlo,decirte que
esa montera es mia y esa foto esta echa en la feria de Pedrajas de San
Esteban 2011 ya que actue alli de sobresaliente en la novillada mixta,
no solo lleva la estampa en la montera tambien la llevo en el capote
de paseo y en mi capilla nunca falta la virgen de la Antigua.
Ya que vivo en Morata de Tajuña desde que naci y me gusta lucir algo
tan bonito como dicha virgen,incluso en Francia la han fotografiado en
mi capote de paseo.
Te invito que visites mi pagina web http://www.victormanuelrodado.com y hay
veras mas fotos.
De todo corazon me ha encantado la publicacion.Un saludo.
Víctor Manuel RODADO