Cuando ya los fríos aparecen por entre los oteros y la meseta castellana, haciendo fruncir el ceño a todos y encoger los cuerpos con la sensación friolera, se abre la finca de Isla brava de Trifino Vegas para cobijar y servir de entrenamiento, en esta ocasión, a un novillero de la tierra, Pablo Santana. Al margen de su actuación entonada, aseada y presentable tal y como puede consultarse y verse en la sección de REPORTAJES de esta misma web, otras cosas pudieron comprobarse en Matapozuelos.
La mañana con rachas de viento que estorbaban la faena torera, sin embargo tuvo su esplendidez porque el sol no podía ser tapado por las nubes anunciadoras de próximas precipitaciones y sobre todo por el recibimiento en casa del ganadero Trifino Vegas, un hombre que está viendo cómo parte de su cabaña brava se desmorona y se asfixia lentamente por la circunstancia de la tuberculina. El saneamiento del ganado bravo pasa por estas vicisitudes que de alguna forma estrangulan el trabajo de años y años de dedicación al menester del cuidado de toros bravos. Es verdaderamente una pena que reses de un encaste santacolomeño como éste de Trifino tenga que pasar como el de tantos y tantos hombres con explotaciones ganaderas por las salas de los mataderos y eliminación lenta de animales con el saneamiento como bandera, aunque estas reses sacrificadas sin embargo y paradójicamente, no tienen problema para entrar en la cadena alimentaria.
La esposa de Trifino, María Jesús, ganadera por vocación y actual empresaria de la explotación hablaba y se expresaba por la difícil tesitura que atraviesa en estos momentos la misma. Y aunque la ilusión y la dedicación de toda una vida a cuidar y criar toros bravos sea extraordinaria y animosa, los tiempos están prácticamente dando una puntilla demoledora a este ganado.
Luego vendría la suelta de reses y el toreo de PABLO SANTANA asentado, serio y con cierto oficio ganado a pulso en sus intervenciones ante los astados. Y para ejemplo la fotografía de este derechazo que acompañamos a la noticia. La res metiendo con codicia la cabeza, embebida en los vuelos de la muleta de este muchacho de Alaejos que se entrena en el invierno como tantos chicos que quieren ser toreros por encima de todo.
Deja una respuesta