«Uf, ¡qué caló!», fue una de las expresiones más repetidas cuando asentamos las posaderas en el tendido de la plaza de toros para ver la primera de las novilladas de promoción con las que la empresa VALTAURO y el Ayuntamiento de la capital ponen en cartel durante dos domingos del mayo florido y hermoso para apoyar noveles valores de la torería.
Y la verdad es que el balance general del espectáculo puede calificarse de entretenido, aunque fuera de más a menos en el desarrollo de lidia por parte de los chavales intervinientes que se vistieron de luces para hacer un amplio paseíllo ante un público en el abundaban niños, padres y abuelos que aplaudieron con fuerza las intervenciones de los diestros y que ocuparon un quinto de plaza por aquello de los cálculos al encontrarse totalmente vacíos los tendidos 3, 4, 5 y 6, donde sacudía con fuerza la solanera, y la totalidad de gradas y andanadas.
Los novillos de Hermanos García Jiménez fueron nobles en general y sin peligro, salvo el complicado y cuajadito cuarto. Tan sólo dos de ellos, los corridos en quinto y sexto lugar se rajaron en varios momentos de la lidia, yéndose a las querencias de tablas y toriles sin querer nada con sus lidiadores. Otros dos, el burraco tercero y el cuarto, bravos, fueron aplaudidos en el arrastre.
La lidia empezó con la emoción puesta sobre el caliente albero por el portugués Gonzalo Montoya quien se fue a recibir al ejemplar que abría la corrida a portagayola, salvándose de un tarantantán del novillo que lo arrolló por aquello del cambio de visión de la oscuridad del chiquero a la luz intensa de la plaza. El muchacho, valiente y sin inmutarse, le enjaretó al animal varios lances con ambas manos muy aplaudidos. Tras la faena aseada dada por los dos pitones le recetó al novillo una estocada desprendida que le valió la oreja otorgada por el Presidente de la corrida, en este caso Félix Feliz, a quien asesoraba artísticamente el torero vallisoletano Félix Merino.
El segundo de la tarde fue para Ricardo Maldonado, el espigado muchacho de la tierra, que cortó una oreja tras la estocada al que le tocó en suerte, destacando en una serie de naturales dados con galanura y estilo, aunque el remate del pase de pecho no acabara de sentirse.
El novillero de Villalpando, Antonio Boyano, también recibiría una oreja del palco tras su trasteo con numerosos enganchones al burraco que le tocó en suerte, bravo y encastado.
Mario Vicente Montes empezó su faena por bajo muy bien, ante el torete más complicado y fuerte del encierro, sobre todo con dos buenas series dadas por la derecha y enhebrando el remate con el pase de pecho con cierta gracia. Cosechó un recado en forma de aviso y mató de dos pinchazos sin soltar y estocada fulminante. Recibió la ovación del público.
Juan Duque, el colombiano, ante el manso y cuajado novillo, lo hizo bien, con voluntad y ganas, superando las complicaciones de la res y su mansedumbre. Le recetó una media que bastó para que el tiro de mulillas llevara al desolladero el ejemplar.
Cerró la novillada Juan José Bellido, el hijo del subalterno «chocolate» que además ayudó a su hijo como peón de brega y lidió a «clandestino» un torete mansote y basto al que hubo de descabellar en varios intentos tras la media que le recetó, después de una faena sin demasiada convicción.
Resumiendo, calor sin moscas todavía, con pelusa de chopos en el aire que hacía estornudar a más de uno; riego en el intermedio que alivió y refrescó el ambiente; la música sonora y vibrante de la banda municipal de Íscar que amenizó el espectáculo; el tiro de mulillas con el adorno en la grupa de una antiestética bandera de plástico de la Comunidad; buenos amigos por el tendido y menos personal del esperado en el graderío arroparon el primero de los festejos semifinales de las novilladas dando una oportunidad a quienes quieren ser toreros.
El domingo que viene será la próxima a las 6 de la tarde.
Plaza de toros de Valladolid. 23 de mayo de 2010
1ª novillada de promoción. Un quinto de Plaza.
Seis novillos de Hermanos García Jiménez, nobles, para
Gonzalo Montoya, una oreja; Ricardo Maldonado, una oreja; Antonio Boyano, una oreja; Mario Vicente, ovación y saludos desde el tercio; Juan Duque, aplausos y Juan José Bellido, aplausos.
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