Abrió las puertas de la plaza el corral de comedias de Toro junto al Teatro Latorre y el salón de baile de tantos carnavales como aquí llegaron a celebrarse para disfrute de la afición y a buen seguro que la media plaza de espectadores que acudieron en un día soleado y caluroso como no digan dueñas produciendo más de un sofoco en las gradas y andanadas de otra época cuando las gentes tenían menos hechuras y estaban ligeras de equipaje cárnico, fue suficiente.
Tres novilleros, Manuel Diosleguarde; Guillermo García y Valentín Hoyos estuvieron encargados de torear y despachar la novillada con caballos que con tanto esmero patrocina la Junta de Castilla y León, organiza la Fundación del Toro de Lidia y retransmite en directo la 7 de RTV CyL. Por tanto cualquier aficionado puede ver con sus propios ojos el desarrollo del festejo en su totalidad en el llamado «pod cast» de dicha empresa audiovisual. Los tres en mayor o menor medida tocaron pelo de sus enemigos y ponen en extraordinaria dificultad al jurado encargado de la valoración de estos toreros, pues toda la terna mantuvo, sin duda ninguna el interés del público durante la tarde. Diosleguarde cortó dos orejas a su primero y una oreja en el cuarto. Guillermo García, oreja y saludos y Valentín Hoyos, dos orejas y vuelta. Reparto más que generoso por la Presidencia de la corrida que saca los pañuelos más por las voces que por las peticiones. Premió con el pañuelo azul de la vuelta al ruedo al que abrió plaza un ejemplar de Raso de Portillo, cuajado, de 495 kilos en la romana, noble y acometedor, arrastrando el hocico en sus embestidas pero dándose la vuelta con la rapidez del santacoloma bravo. Tal vez para compensar el excesivo premio otorgado a su lidiador. La primera vara cayó trasera con lo que el castigo mermó la pujanza del animal y en la segunda vara se arrancó, con celo y galope a la cabalgadura, de largo.
La tarde empezaba bien, sobre todo contemplando una res bautizada como «tela«, del Raso de Portillo de la ganadería de Gamazo que dejó en buen lugar el santo y seña de su divisa, que además tuvo muerte de bravo tras la estocada entera y trasera que le endosó su lidiador, después de una faena brindada al público con arrojo y decisión.
Ante el cuarto de la tarde «marcador» que así se llamaba el ejemplar de Castillejo de Huebra que además salió sin divisa identificativa le instrumentó una faena intentando fajarse con el novillo, pero éste ostensiblemente echaba la cara arriba, derrotando en el cite y además doliéndose de la mano izquierda con lo que Diosleguarde cumplió sin mayores alharacas.
Guillermo García toreó muy bien a «Bellotito» de José Enrique Fraile de Valdefresno, un gran novillo en la muleta pero que se dolió en banderillas. El utrero fue a más a lo largo de la lidia, arrancándose largo y alegre, y Guillermo le hizo una faena completa con ambas manos pero pinchó dos veces antes de mandar al desolladero al novillo. Su faena le hizo acreedor a una merecida oreja. Este animal resultó premiado como mejor novillo de la tarde por el Jurado.
Valentín Hoyos se fue a porta gayola para recibir a «cuartero» de El Pilar, un novillo de Moisés Fraile que acudió con alegría y largura al caballo, empujando con los riñones, además de embestida dulce, pastueña, noble y enrazada. El desplante final de rodillas y la estocada le valieron los dos apéndices del toro al que debieron premiar también con el pañuelo azul por su comportamiento en todos los tercios de la lidia.
Y quiero terminar esta crónica haciéndolo con un «galache», un toro con toda la barba y el trapío que tenía sus dificultades pero que sabiéndolo dominar se lograba un triunfo inapelable con él.
«Colito» se llamaba el de Paco Galache lidiado hoy en Toro, el único que derribó en la suerte de varas al caballo del picador con estrépito y se arrancó a un monosabio que trataba de proteger al jaco, alcanzándolo y dándole una paliza sin consecuencias graves al parecer. Este me pareció un toro de aquellos que llamaba Alfonso Navalón «guirlache» que hubiera hecho triunfar a su matador Guillermo García, con creces y solvencia, caso de no haber alargado tanto la faena y pinchando en dos ocasiones hasta lograr una estocada baja. El animal respondió siempre con humillación y embestida encastada a los cites del torero.
Cerró festejo el toro de José Cruz, bonito de hechuras, un zapatito, que fue al caballo en derechura y de largo. Se llamaba «mamarracho» y pesó en la báscula 470 Kilos. Con él se fajó Valentín Hoyos, pero el ejemplar se le fue apagando el fuelle a medida que iba entrando la faena en materia.
En resumen, un festejo en la modalidad de novillada con picadores muy entretenido, muy digno y bien organizado por Ángel Castro y Nacho Matilla con toda la parafernalia de accesos, geles, distancias y garantías sanitarias. La colaboración de la Peña toresana de La Verónica para ejercer de areneros y llevar el arrastre de la mulillas, ejemplar como siempre aunque no haya sonado la tralla de Iloga. Los sones de la Banda de música de Toro y la variedad de encastes en el albero toresano en una más que importante novillada. Y la siguiente el próximo sábado en la Villa de las Ferias de Medina del Campo. Allí estaremos, si Dios quiere.
Premiados por el jurado:
– Mejor Novillo: ‘Bellotito’-15, de José Enrique de Valdefresno, lidiado en segundo lugar
– Mejor par de banderillas: Gómez Pascual
– Mejor Lidia: Jesús Talaván
– Mejor Picador: Curro Sánchez
Fotos: José FERMÍN Rodríguez
Deja una respuesta