Los tres actuantes salieron a hombros de la plaza de Olmedo tras lograr abrir la puerta grande al cortar dos orejas cada uno a una extraordinaria novillada de Javier Pérez Tabernero (1º y 4º) para rejones y de Elena Boyano Gago (2º,3º,5º y 6º) en lidia ordinaria, todos ellos aplaudidos en el arrastre por los espectadores que llenaron en tres cuartos el acogedor coso de la localidad. Mario Pérez Langa, a caballo, vuelta y dos orejas; José Manuel Serrano, aplausos y dos orejas y José Antonio Valencia, aplausos y dos orejas han dado una buena tarde de toros en el histórico coso del Caballero, a la augusta sombra de la torre de la Iglesia de la Soterraña.
Los dos toros de Javier Pérez Tabernero, con movilidad explosiva, incansables, fueron a las cabalgaduras del rejoneador con bríos y celo, mientras que los cuatro erales de Elena Boyano excepcionales por su bravura y nobleza.
No pudieron ninguno de los tres en la primera parte de la lidia solventar sus faenas con éxito porque los aceros no estaban afilados. Pinchazos y descabellos enfriaron totalmente a unos tendidos que, de haber logrado acertar con los estoques, estaríamos hablando de un triunfo total y absoluto. Y eso pasa cuando las reses son bravas y nobles.
Mario Pérez Langa en su primero cabalgó templando la embestida del burel en una faena sobria, donde el par de banderillas cortas a dos manos fue uno de los lances destacados. Pinchó con el rejón de muerte y tras el arrastre del novillo dio una vuelta al ruedo. Donde se soltó el joven rejoneador fue ante el cuarto de la tarde con una muy meritoria faena ante el bravo ejemplar de Pérez Tabernero de temple y exposición. Esta vez acertó con el de muerte, tras pinchar sin soltar arriba, y consiguió las dos orejas que paseó triunfal y muy sonriente alrededor del anillo.
José Manuel Serrano es un novillero valiente que tiene ganas y deseos de triunfar y de abrirse un hueco en esta difícil profesión. El primero de su lote lo brindó a David Luguillano y se echó de rodillas para empezar su faena recibiendo un tarantantán de cuidado, aunque sin consecuencias físicas graves para el novillero. Se sobrepuso al golpe y con ambas manos estuvo muy templado, componiendo la figura y rematando bien las series. Con la espada, y sobre todo con el verduguillo, falló demasiado dejando en el rostro del muchacho un rictus de fracaso y desesperación. Con el quinto de la tarde, por aquello de no haber quinto malo, José Manuel estuvo de nuevo a punto de sufrir un percance esta vez más serio al alcanzarle en la cabeza el pitón del toro cuando recibía con el capote al de Boyano. Descalzo y sin enmendarse fomentó su faena por el pitón derecho con remates de pecho a la hombrera contraria muy aplaudidos. Tras tres series por ese pitón, lo intentó por el izquierdo, por donde se coló el animal al principio, y comprobó el diestro que tenía corregido ese defecto. El novillo iba noble y franco, largo, haciendo mucho más bonitos los muletazos al completarse en toda su largura. Una estocada entera en el sitio acabó con la vida del animal y las dos orejas cayeron en el esportón del vallisoletano.
También toreó el venezolano Bernardo Antonio Trosel que se anuncia en los carteles como José Antonio Valencia, y lo hizo con gran estilo y suficiencia. Incluso puso los garapullos el mismo torero. Si su primera faena la hizo al hilo de las tablas, en el terreno que pidió el toro, en su segundo estuvo entregado, valiente, con plasticidad y armonía en sus muletazos como si ya tuviera más escuela que su compañero. José Antonio Valencia toreó muy bien con ambas manos y aunque vio cómo se le esfumaba el triunfo frente al primero por no matar con acierto, en el que cerraba festejo y función, lo logró consiguiendo las dos orejas del ejemplar.
Al final los tres salieron a hombros de la plaza, con la luz artificial y la noche cerrada en Olmedo.
En resumen. Una buena e importante novillada mixta sin picadores de las que solo algunos empresarios y ayuntamientos con afición y ganas por fomentar la actividad taurina son capaces de dar un espectáculo de ilusión a quienes tienen que dar sus primeros pasos en la lidia de toros. Empresarios jóvenes como el de Olmedo, Francisco Chacón en este caso, son un ejemplo a reconocer y admirar por su dedicación y actitud, así como dar riego a la planta de los comienzos de esta bendita vocación tan admirada y que hoy ha sido un dechado de bravura, triunfo y valor.
FICHA DE LA NOVILLADA:
Plaza de toros de Olmedo. Tres cuartos de plaza.
Dos novillos de Javier Pérez Tabernero, bravos y encastados, para el rejoneador Mario Pérez Langa, vuelta y dos orejas.
Cuatro erales de Elena Boyano Gago, bravos, nobles y encastados, para José Manuel Serrano, ovación y dos orejas y José Antonio Valencia, ovación y dos orejas.
Fotos: REBECA HERNANDO
Deja una respuesta