Jorge Expósito, con hambre de novillero, ganas, entrega, afición y una mano izquierda que causará sensación cuando se pula como torero, abrió la puerta grande de la primera de feria en las Fallas de Valencia, saliendo a hombros al acabar el festejo y dejándonos a todos a la luna de Valencia por dos buenas faenas a sendos ejemplares de Daniel Ruiz y Jandilla, corridos en tercer y sexto lugar del festejo de iniciación de esta temporada 2014 en la tierra de la luz y de las flores.
El coso de la Calle Játiva registró más de media entrada en su tendido, remodelado el año pasado en la parte superior con nuevos asientos, cómodos, aunque a falta de un pelín más de largura en los respaldos lo que les hubiera dotado de una comodidad digna de los aficionados que gustan, quieren y aman la fiesta de toros.
La empresa de Simón Casas había preparado la apertura de Valencia con una novillada conformada por diestros de la tierra que a la postre resultó entretenida y de menos a más, como todo buen espectáculo que se precie: Fernando Beltrán, silencio y un aviso en el primero y una oreja en el cuarto. Román, ovación tras aviso y silencio y Jorge Expósito, oreja y aviso y oreja y aviso. El cachetero levantó al toro en dos ocasiones tras el espadazo caído que le propinó el muchacho valenciano. Ello no fue óbice para que se le premiara su actuación con la apertura de la puerta grande.
Los espectadores de Valencia no son rácanos en sus peticiones ni por supuesto en el reconocimiento al esfuerzo de los toreros. Saben a qué se enfrentan los diestros y son conscientes del mérito y la grandeza del toreo. De tal forma que saben apreciar cualquier detalle, cualquier actitud y cualquier cosa por pequeña que sea que les ofrezca el lidiador de turno.
Conocer los entresijos de los novilleros y de su estado fue algo que evidenció la mala suerte de uno de los que, aparentemente, lucen el título de «mejor preparación» para tomar la alternativa. Y este no fue otro que Román quien volverá a hacer un paseíllo en el coso de la calle de Xátiva dentro de unos días, y que en esta ocasión no ha sabido ni podido interpretar el toreo que atesoran sus muñecas. Tuvo que pechar con la descompuesta embestida de sus enemigos, especialmente el quinto de la tarde, un toraco de Jandilla que se apagó como una candela a medida que el sometimiento del diestro intentó poner en su sitio al ejemplar. Y en el jabonero que hizo segundo y que le dio una voltereta, estuvo valiente y en novillero. Sin mirarse ni tentarse la ropa, ni aliviarse, el valenciano desarrolló una obra que agradó, sobreponiéndose a la acometida medio descompuesta embestida del ejemplar de Daniel Ruiz.
Por último, el tercero en discordia, abriendo el cartel, Fernando Beltrán, un torero a quien le gusta la verticalidad en su interpretación del toreo, que consiguió cortar una oreja al cuarto de la tarde, recibiendo el silencio en el que abrió plaza y feria, tendrá que ser visto en más ocasiones. Arquea la cintura con gracia y su gesto es de toreo bello y apreciado. Sin embargo, hoy ha sido un pinchauvas con el descabello pues demoró en exceso el final de su enemigo al no acertar con el verduguillo. Por lo demás, digno, pero sin suerte.
La empresa adjudicataria de Valencia ha sabido dar a sus seguidores y aficionados un cartel de toros muy completo, con cuantas figuras aparecen en el escalafón, sin olvidarse de una formidable torista de Adolfo Martín que se lidiará mañana porque mañana será otro día. Pero hoy el día ha sido para un chaval de Algemesí que se llama Jorge Expósito.
Fotos: Rullot, portada y MT. García
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