Hoy, cuatro años después, el toreo rinde homenaje a una vida entregada por completo al toro que tocó su final, trágicamente, de una cornada el 17 de junio de 2017 en la plaza francesa de Aire Sud. Hasta entonces, Iván Fandiño se había convertido, a fuerza de pundonor, en uno de los toreros más queridos y respetados por la afición. Memorable fue su Puerta Grande el 13 de mayo de 2014 en Madrid y toda su trayectoria en los ruedos en los que hizo el paseíllo.
El 17 de junio de 2017 se pararon los relojes de Orduña. Uno de sus hijos más relevantes en los últimos años dijo adiós. Iván Fandiño fue cogido mortalmente por un toro en la plaza francesa de Aire Sur l’Adour, un repentino y trágico final para la vida de un orduñés que encontró su sentido en el toreo.
Iván, que nació en Orduña en 1980, se caracterizaba por ser un luchador desde edad temprana. Inquieto y persistente en sus aficiones, destacó ante sus paisanos en disciplinas tan variadas como la pelota a mano, donde lideró una generación en el frontón que llevó a su localidad a puestos de privilegio en el territorio vizcaíno, o en la música, con su habilidad para alternar el txistu con la interpretación de danzas.
Pero su tenacidad le llevó a triunfar en la disciplina que más dificultades le planteó: el toreo. Y precisamente ahí es donde su personalidad fraguó al denominado león de Orduña.
Fotos: José FERMÍN Rodríguez
Deja una respuesta