Los toros vistos desde el palco siete
Estrenar feria es algo así como estrenar traje. Un terno lucido, planchado, brillante con corbata y camisa a juego, meciendo la figura por las aceras y paseos de las calles, creyéndonos el centro de miradas, ojeadas y contemplaciones más o menos furtivas, disimuladas. Hecho un paquete como se dice en mi pueblo, me presenté a la cita de San Pedro Regalado el de “¡tente, toro!”, patrono de los toreros y de Valladolid a ver la primera de las corridas programadas por la nueva empresa regidora de destinos taurómacos en el Coso del paseo de Zorrilla, cargado de ilusión por ver la vuelta expectante y anhelada de Luguillano y el arte duende de Morante con los añadidos de movimientos gimnastas y atléticos del Fandi por entre los cuernos de un toro, esta vez de los Hermanos García Jiménez. Pero con lo que no contaba era con la inclemencia y el temporal que ya se desató en Valladolid el día anterior. Por eso, el tiempo- porque permiso de la autoridad había- impidió que se celebrara esta corrida: Lluvia persistente, granizadas y tormenta, charcos y tarde casi de perros, se aunaron para que la Autoridad, la Empresa y las Cuadrillas decidieran al mediodía la suspensión del festejo, evitando así al público un incómodo y mal trago, regresando cabizbajo a casa con el recado.
De manera que el sábado, día de San Isidro el patrón de agricultores y ganaderos, después de acompañar a los aspirantes a torero en el tentadero de “Agustínez” en San Muñoz, volví por los fueros de antaño y prisa, a ver toros a Valladolid, como es de rigor y de ley, y aunque un aperitivo de novillada picada no era lo reclamado por el cartel, las circunstancias mandan, convirtiéndose en el primer plato de la feria, porque a quienes nos gustan los toros, la cita era casi exigida.
Tengo que dar las gracias debidas y obligadas por mi parte a Ángel Gallego Morán y Rubio, padre e hijo, aficionados a carta cabal y empresarios de espectáculos taurinos que han puesto a mi disposición, como Director del Gabinete de prensa de la Federación taurina de Valladolid, un pase acreditación para todos los días de feria en este palco, justo al lado de la Presidencia de la corrida y de sus asesores, llegando incluso a poder intercambiar más de un gesto, mohín y mueca con el Palco, cuando las cosas iban bien y cuando no tanto… La verdad que desde lo alto, los toros parecen otra cosa, sobre todo acostumbrado a relatarlos, gustarlos y presenciarlos desde la tronera de un callejón, en el burladero 15, con el trajín, agobios y suspiros de los participantes en la lidia de una u otra manera: Mozos de espadas, subalternos, picadores, fotógrafos, areneros, bufidos y derrotes de toros, toreros… tal y como los había visto hasta ahora. Pero en fin, si así está dispuesto, así lo contaremos. Por allí y los patios de entrada, amigos y conocidos, saludos y apretones de manos, sonrisas y guiños, gestos amicales en una palabra para hacer patria y entrar en razón. José Luis Lera, el viejo maestro del periodismo taurino vallisoletano y una buena persona; Javier López Hernanz de ABC Valladolid con quien he compartido en alguna ocasión el espectáculo; Domingo Nieto, Javier González Celay, Santos García Catalán, un hombre hecho a base de esfuerzo, entrega y afición por el periodismo taurino que llegó tarde a su sitio en el callejón (no lleves mal rato, Santos, que sé que estuviste en el tendido 6 desde el principio, ejerciendo tu función); Javier Fernández del Norte de Castilla… Y aunque echo de menos a José Vega; a Santos Lorenzo; a Luis Laforga; a José Salvador; a Gildo, Cachichi y a Fernando Merino, tras varias tardes juntos en el viejo callejón, otros compañeros de pluma, otros sitios y otros lugares son destinos para contar lo que vi a los lectores de esta web de la Federación Taurina de Valladolid.
Allá vamos, pues, que el tiempo es oro y la cosa apremia.
Mari Carmen, la hija de Manuel Camacho Naveda, envió un encierro de toros a Valladolid bien presentado, nobles en general, aunque varios de ellos mansearon en el último tercio, rajándose. Una oreja para cada interviniente fue un premio excesivo a tenor del desarrollo de la lidia, pero la escasez de público en los tendidos, un quinto de plaza más o menos, y ser espléndida en vez de cicatera la Presidencia que ostentaba en esta ocasión Félix Feliz asesorado por Ángel Silva, fue más que suficiente para que el caballero rejoneador y los dos novilleros tocaran pelo de sus enemigos. Así el rejoneador Sergio Vegas estuvo mejor en su segundo que en el que abrió plaza y además le propinó un rejón de muerte en todo lo alto, tras torearle muy bien con “pellizco” y “lupita”.
El salmantino Juan del Álamo, de lila y oro, que brindó el primero de su lote “barbaplato” a Santiago Martín “El Viti”, premio de las Artes de Castilla y León, presente en el tendido, no consiguió centrarse en la faena, por el cabeceo molesto del animal. Un pinchazo, estocada y descabello, tras aviso de la presidencia, acabaron con la vida del morlaco, recibiendo aplausos del público. Donde estuvo mejor Juan, asentado, serio y haciéndolo todo él prácticamente fue ante “zurrón” el quinto que dio en la báscula 460 Kilos. Lances de recibo a pies juntos, jugando los brazos con estilo y cadencia. Tras un pinchacito brindó al público la faena que, tras obligar y poder al toro, éste se le rajó aculándose en tablas. Una estocada algo trasera y la res rodó por los suelos, recibiendo la oreja por su faena.
Quien nos ha causado una buena impresión ha sido Jorge Escudero, de añil y oro, asentado, poderoso, firme y con oficio pese a torear tan poco. Cortó una oreja a “zapatillero”, el sexto de la tarde que cerró el festejo. Y tanto quiso que al final, el toro, le tiró un viaje alcanzándole en la pantorrilla derecha. Tras el porrazo, el riego y el buchito del agua milagrosa, Jorge Escudero le recetó una estocada algo desprendida pero que hizo que el toro cayera sin puntilla y la oreja cayó en su esportón. En su primero de nombre “romerito” que brindó al Viti y que estrenaba como debutante con picadores, estuvo aseado.
En resumidas cuentas, un festejo sin demasiada chicha ni limoná, con algunos detalles de Jorge Escudero, torería asentada de Juan del Álamo y un rejón de muerte en todo lo alto de Sergio Vegas. Y mañana será otro día.
Fotografías: Pablo Barrigón/CASTA COMUNICACIÓN
PLAZA DE TOROS DE VALLADOLID. 15 de Mayo.Novillada mixta. Un quinto de plaza
Seis novillos de Mari Carmen Camacho nobles, pero flojos y sin clase, para Sergio Vegas, silencio y una oreja
Juan del Álamo, Ovación y una oreja.
Jorge Escudero, Saludos y una oreja.
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