No defraudó al numeroso auditorio que se dio cita en el salón de actos del centro cívico Esgueva de Valladolid el ganadero salmantino Fernando García Rodríguez, el propietario de la ganadería Adelaida Rodríguez con sus formas, sus explicaciones, su claridad y su visión de la profesión de ganadero de bravo, orgulloso y altanero; pullacero y sin pelos en la lengua, vistiéndose por los pies y sintiendo cuanto decía, es cierto que dejó más de dos titulares en su charla de apertura de las XIV Jornadas culturales que la Peña vallisoletana El Juli ha puesto sobre el tapete y mantuvo el interés de cuantos le escucharon desde el patio de butacas del centro municipal.
Fernando García a quien acompañaba el Presidente de la Peña Jesús Doncel y un miembro de la Junta Directiva fue presentado por Juan García Tejedor quien dirigió acertadamente un cuestionario de preguntas atinadas y muy enriquecedoras para conocer aún mejor la peculiar personalidad de este salmantino, prolongándose la charla por una hora de reloj.
Fernando analizó la temporada pasada y apuntó algunas de las pautas por las que se regirá la que viene, teniendo en la explotación cinco corridas de toros de primer orden, tres novilladas con picadores y algunas reses para lidiar sin picadores. De un total de 183 vacas de vientre y catorce sementales que son los animales que constituyen esa representación tan singular del encaste «lisardo».
Dentro de las múltiples anécdotas y preguntado por el moderador acerca de la causa del mal de la fiesta de toros y qué se puede hacer para devolver los espectadores a la plaza, Fernando dijo que «En la fiesta ni los que crían los toros ni quienes se los pasan por la barriga se hacen ricos en estos momentos, sino unos que manejan los hilos».
Habló bien de los hermanos Pablo y Óscar Chopera cuando contrataron alguna de sus corridas para lidiarlas en sus importantes plazas, y refirió la vieja anécdota de un embarque contestado, pues quien debía lidiarlos pidió se arreglaran antes los pitones, y Fernando se negó en redondo diciendo que sus toros serían lidiados como estaban en la dehesa, pues él ni tiene ni ha tenido nunca mueco en su casa. La cuestión aquella se zanjó cuando el propio Óscar le dijo: «nosotros anunciamos tus toros en nuestra plaza de Logroño y que luego les toreen quienes quieran hacerlo».
En resumen una noche entretenida de las de invierno en la que solo faltaron los leños en la chimenea para haber hecho la velada inolvidable.
Fernando García, honrado ganadero, luchador y trabajador incansable e inasequible al desaliento «seguiré en esto – dijo- y si al final no me dejan, pues cuidaré ovejas, cochinos y charoleses, pero lo mío es el campo».
Con un abrazo y el recuerdo de siempre partió para Salamanca este hombre que no deja indiferente a nadie y que está ejerciendo un papel imprescindible en la cabaña brava española con sus lisardos.
Fotos: José SALVADOR.
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