Antonio Ferrera, el diestro que se ha vuelto a enganchar al histrionismo torero, exagerando en sus actuaciones, fue el protagonista en la corrida de cierre de la Feria de Pamplona de este 2022, el año de vuelta de los sanfermines a la normalidad.
Despachó con sudor, sacrificio y excelente preparación física a seis miuras de rebajada categoría para lo acostumbrado a ver en el coso pamplonica, pero de torear, torear y parar, templar y mandar muy poco fue lo visto ante los seis miuras, más mansos que bravos, traídos de Zahariche.
Antonio Ferrera está aplicando una manera de entender la tarde de toros adoptando ciertos aspectos raros, extraños por inhabituales, como que el matador se monte a lomos del jaco de picar, agarrar el palo y realizar la suerte de varas, tras apañarle la mona protectora deprisa y corriendo.
Bien creo que estas acciones dan un aspecto diferente a lo mismo, pero se puede pasar sin ellas, ya que no aportan demasiado a la actuación del diestro, que es de lo que se trata en la realidad de la tarde. Por eso, ni sé cómo no ha hecho también el salto de la garrocha o colocado rehiletes a alguno de los miuras lidiados esta tarde, si por agradar era.
Ferrera no estuvo fino en su concepto torero, casi siempre citando fuera de cacho y sin someter ni dominar a los toros en sus faenas. Pero los de Pamplona hoy le perdonaron todo a Ferrera pues se había presentado con la vitola del desprendimiento, de la solidaridad y de la entrega de su salario y emolumentos a la Casa de la Misericordia como acción benéfica.
Hoy el capote de saludo era verde, como el traje de luces, en vez de aquel azul purísima con el que le hemos visto en otras ocasiones y que a mí personalmente, cuando se rompe la estética visual de lo habitualmente conocido por una novedad insulsa, me parece inadecuado. Otra cosa es que todos los compañeros salieran con los mismos capotes de seda para que ya lo extraño se impusiera a lo tradicionalmente conocido.
La gesta de Ferrera fue eso y las orejas y la puerta grande desmedida a raíz del balance final muy discreto, pero como estamos en época de buenistas y cariñosos contemplativos en palcos y plazas, para que conste, ahí se lo dieron y a otra cosa, mariposa.
Fotos: Casa Misericordia
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