Un festival benéfico siempre tiene algo de emocional que pudiera hacer menos sincera la crítica, por aquello de mostrar solidaridad para quienes lo necesitan. En este caso, la empresa POR NATURALES y el Ayuntamiento de Arroyo han puesto en escena, con esfuerzo, trabajo y un resultado inmejorable esta tarde de toros solidaria, a beneficio del banco de alimentos, Diabéticos de Valladolid y Asociación de celíacos, con lleno total en lo tendidos y respuesta de público espectador que colma de esperanza a todos, congratula a los taurinos y fomenta la fe en lo nuestro.
Plaza completa en su aforo y expectación inusitada de seguidores que pasaron por la taquilla para adquirir una entrada de este festival que resultó ser de la ilusión, del valor y de la solidaridad, en el que los seis maestros intervinientes abandonaron la plaza, juntos, entre los aplausos del público. Lo de menos, tal vez en esta ocasión, el resultado artístico, con ocho orejas y un rabo concedido y no cortado y toros aplaudidos en el arrastre de Castillejo de Huebra, bravos y nobles, con fuerza desigual.
Tanto el alcalde José Manuel Barrio, la concejala de cultura Isabel Mansilla y el de seguridad ciudadana Juan Carlos Presa con quienes compartí la tarde de toros en el callejón de la plaza, mostraban su satisfacción por la acogida y respuesta del público a una convocatoria taurina benéfica y solidaria como la protagonizada esta tarde en Arroyo de la Encomienda, aplaudieron los mejores momentos de la tarde, se emocionaron con los lances y salieron convencidos de la importante función que acoge la plaza cubierta de Arroyo La Flecha, cómoda, cálida y hermosa, cuando el frío fuera marcaba pocos grados y casi hacía tiritar.
Y vamos al festejo en sí pues seis toreros completaban un cartel que tiene cada vez más predicamento, fuerza e interés en esta localidad al lado de Valladolid.
Diego Ventura templó con acierto desde su cabalgadura al murubeño de Castillejo de Huebra que abrió plaza. Un toro que acudió a los cites siempre con nobleza, pero que el rejón de muerte esta vez no acompañó el deseo del buen caballero rejoneador, precisando entrar en varias ocasiones hasta conseguir el efectivo que envió al desolladero al animal, con lo que hubo de conformarse con recoger la ovación cariñosa y fuerte de los tendidos.
Finito le tocó el utrero más flojo del encierro. Noble como sus hermanos pero con poco fuelle. Pese a ser lidiado estupendamente por su cuadrilla con temple y aseo, la estocada le cayó algo trasera al de Córdoba tras una faena de voluntad más que de gracia y arte. Una oreja.
Padilla calentó los tendidos nada más aparecer por la puerta de toriles el toro de su lote. Se echó de hinojos y tras tres largas de rodillas, los tendidos rompieron en aplausos que sonaban a gloria en el recinto de la plaza. Puso banderillas muy ovacionadas y brindó la faena al público. El toro, bravo y encastado, con motor y movimiento, iba pronto y con codicia a la muleta del jerezano que empezó su faena también de hinojos en el centro del ruedo. Poderoso, pero a la vez con raza torera como la que atesora Juan José Padilla que en poco tiempo transformó la plaza casi en un manicomio de voces, olés y aplausos. Cuando tras la estocada y el efectivo golpe de verduguillo tiró patas arriba al toro, los pañuelos cubrieron el tendido, siéndole concedidas las dos que paseó alrededor del anillo.
Abellán cortó otras dos orejas por una faena suave y elegante al de Castillejo de Huebra. En su línea de entrega y valentía, Abellán recetó además una estocada entera al burel tras un volapié excepcional, haciendo la suerte y marcando los tiempos como mandan los cánones.
César Jiménez, el torero de Fuenlabrada y afincado en tierras abulenses practicó en su faena el toreo elegante, completo. Una faena muy seria y asentada que culminó con una estocada entera efectiva, alcanzado los rubios hasta los gavilanes. Yo creo, a mi leal entender, que la estocada de César Jiménez ha sido, fuera de toda duda, de lo mejor de esta generosa tarde. El toro cayó fulminado, patas arriba, en pocos segundos en el mismo centro del ruedo y los pañuelos tremolaron de nuevo en la Flecha pidiendo las dos orejas.
Cerró corrida el novillero peruano Joaquín Galdós que instrumentó buenos lances a los que faltó tal vez la lentitud para resultar excelsos. Brindó su toro al maestro Padilla y ya con el burel le practicó una faena encimista, de arrimo y dejándose rozar las telas del pantalón campero por la pala del pitón de toro. Valiente en todo momento, pinchó sin soltar y logró la estocada entera al segundo intento, recibiendo una oreja.
En resumen, un Festival taurino con picadores, de triunfo y acogida para el público vallisoletano que ha respondido, llenando el tendido y completando las 3000 localidades con que cuenta esta coqueta plaza de la Flecha y un aplauso también para la Banda de música que amenizó el espectáculo con la interpretación de pasodobles que sonaban a gloria en el recinto cerrado de esta plaza. Y una afición que dio respuesta sincera a la llamada de una entretenida tarde de toros, abierta por unas guapas bailaoras. Y en el recuerdo, Chema Alonso que fuera Presidente del Club taurino la Flecha, por el esfuerzo que hizo en su día para recuperar los toros en su pueblo, Arroyo de la Encomienda.
REPORTAJE GRÁFICO: José FERMÍN Rodríguez.
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