Todavía recuerdo la cara de sueño de los muchachos que querían ser toreros allá por los comienzos de marzo en el salón de actos del Ayuntamiento de Medina de Rioseco. Y me acuerdo bien de aquella mañana plomiza, amenazando lluvia que luego no impidió la celebración del primer acto en la vieja, por antigua, y remodelada plaza del Carmen en la ciudad de los almirantes. Ellos querían ser toreros y así lo intenté reflejar en un reportaje que puede encontrar el lector que lo desee en esta misma sección.
Pero el motivo de estas nuevas líneas no es otro que el de recordar a uno de los muchachos que sufrió el percance en Santa María del Río, allá donde los toros leoneses de Valdellán rumian prado y estrellas, padeciendo una fractura ósea en su clavícula lo que le ha impedido seguir asistiendo al certamen con la ilusión con que lo hizo desde el primer día, embaulándose más de 500 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta hasta su localidad de origen, la gaditana y torera San Fernando.
Hablé con él y lo retraté sentado, dolorido y padeciendo tras la lesión en el campo de Valdellán, en una mañana soleada y esplendorosa, Su gesto de sufrimiento no era por la fisura del hombro, no. Lo era porque seguramente la lesión y los médicos le impedirían continuar asistiendo al certamen, al no encontrarse en plenitud de facultades.
“Tenía toda mi ilusión puesta en esta convocatoria. Me he preparado bien y vengo con todas las ganas del mundo para llevármelo a Andalucía, y ahora este incidente me estropea todo”.
Tras consolarlo y decirle que, por sus años y juventud, aún le quedan oportunidades y momentos en demostrar su torería, resignado me espetó: “Pero éste ya se me fue”.
Así comprendes las dificultades que tiene llegar a y ser torero.
Este muchacho que aparece retratado sentado en la silla con el brazo en cabestrillo y con hielo para reducir el golpe recibido, es Francisco Fernández Ramos, novillero de San Fernando (Cádiz) quien no pudo completar su clasificación, pero que deseamos y esperamos verle pronto por aquí.
Por eso el recuerdo es más emocionado, si cabe, pues pese a quedar como quedó, él quería seguir toreando a la vaca que lo desgració, como si no le hubiera hecho nada. Y aquel día, en Valdellán, Francisco obtuvo la mejor puntuación entre todos sus compañeros porque así lo decidieron los miembros del jurado, no ya por la emoción del incidente sino porque supo superarlo en todo momento y además toreó extraordinariamente bien en el albero de los frailes cartujos.
Ánimo, chaval, que más cornadas dan los toros y el hambre.
Este es Francisco Fernández Ramos, novillero de San Fernando, el pueblo más bonito de Cádiz.
Iván Pacho dice
Ánimo chaval!! tienes un futuro muy prometedor! fue un percance feo, y ese pisotón de la vaca hizo que la ilusión que tenias puesta en el certamen se esfumara en un momento, eres valiente, continuaste y te fuiste del campo con el pensamiento mas haya de la fractura, pensando en el siguiente tentadero, espero que en la final estés presente y se te pueda reconocer el esfuerzo que has echo por estar en el certamen.
Saludos!