Ajalvir, el pueblo madrileño al pie del pico «Cabeza gorda» celebraba sus fiestas patronales con extraordinaria animación y concurrencia de forasteros, pues gentes venidas de Paracuellos, Torrejón o Daganzo, acuden a la localidad a presenciar sus encierros de toros y sus festejos, además de ser la localidad que lanza el chupinazo de partida para la nueva temporada taurina.
A tal fin, y como ya es habitual, nos gustaba estar en el comienzo de una temporada que se cerraba allá por San Lucas cuando Jaén bajaba el telón de los toros. Pero en Febrero y en el Cubilete de Ajalvir donde se respiran aires de fiesta con la hospitalidad que nos acoge todos los años la entrañable familia de Cipriano Hebrero y su esposa Charo, una zamorana que lleva la fiesta de toros en la sangre y que así se la ha transmitido a sus hijos David y Alberto, encargados de poner en marcha durante años la Feria taurina de Ajalvir con el patrocinio municipal.
Ni con el caldo de gallina industrial que se vendía en un garigolo debajo del graderío por baja temperatura de la olla que lo contenía podíamos medio recobrar el aliento en una tarde de toros. Ni con la banda de música arropada con mantas y toquillas lanzando sus sones de pasodobles, ni las ganas de los diestros, ni la presencia de «El Chano», el torero a quien desgració un novillo en Ávila y postró en silla de ruedas, ni el único par de banderillas de David Adalid, ni el ánimo de los venidos de Valladolid, Zamora y Palencia, entre ellos el apoderado Francisco José Lorenzo, tiritando de frío con un impermeable de agua fino y de poca consistencia, ni las buenas gentes de Ajalvir, receptoras y hospitalarias que nos han tratado estupendamente, especialmente Charo la ganadera y esposa de Cipriano Hebrero que nos preparó una paella de tente y no te menees en el Cubilete, ni los hermanos Clemente y Santiago Castro «Luguillano», ni Beatriz García la siempre agradable periodista de la Cadena Ser zamorana…
¡Qué recuerdo más bonito de cuando había toros, aunque fueran de frío!.
Y a la familia Hebrero un abrazo, suerte y ánimo.
Fotos. JOSÉ FERMÍN RODRÍGUEZ
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