Quien además sale a hombros con su compañero de terna Domingo López Chaves que desorejó a sus dos enemigos y el mayoral de la ganadería, y en ausencia de El Fandi que abandonó la plaza tras la lidia del cuarto, después de cortar una oreja en cada uno de los de su lote por tener que viajar a Venezuela.
Que la fiebre de los indultos ha llegado a las plazas de toros es indudable. Comienza un grupo a decir y silbar «no le mates» y acto seguido corre como la pólvora la petición llamativa del resto del graderío y aquí entre las paradas del diestro y demás momentos, la plaza a revientacalderas es peticionaria del indulto a la res. Un toro, el sexto de la tarde de Julio de la Puerta, de nombre «cortijero» marcado con el número 37, bravo y noble, que hizo disfrutar a Perera con todo tipo de pases, de momentos y pausas e incluso con un pequeño achuchón por confiado, obtuvo el indulto. Creo sinceramente que pese a que bien está lo que bien acaba, el indulto a un toro bravo es una decisión mucho más profunda y seria, y en este caso el indulto se produce sin suerte de varas, pues un ligero y leve picotazo fue suficiente, y esta cuestión del indulto está más que expresada en el vigente reglamento taurino que especifica en su artículo 72… «excelente comportamiento en todas las fases de la lidia sin excepción y, especialmente en la suerte de varas...»
Por lo tanto Perera, al que se le vio predispuesto desde el comienzo de su faena a ejercer el perdón, creo que debería haber estoqueado al toro. Pero en fin, como digo, bien está lo que bien acaba. Y el pañuelo naranja fue exhibido en el palco por Pablo Hernández.
El caso es que tanto Perera como Chaves salieron merecidamente a hombros de la Plaza.
La corrida de Julio de la Puerta en Medina del Campo ha estado terciada en su primera fase, pero sus toros han resultado bravos y nobles, aunque escasos de fuerza. Muy bueno el burraco tercero de la tarde premiado con el pañuelo azul y los otros, aplaudidos con mayor o menor fuerza en el arrastre. Y lo del sexto, «cortijero», un premio del pañuelo naranja, que le otorgó el indulto, excesivo.
La corrida de San Antolín aplazada por la lluvia el día del patrón se ha celebrado hoy con un excelente tiempo atomosférico en el coso del Arrabal. Algo más de media plaza se llenó para contemplar las evoluciones y faenas de
DOMINGO LÓPEZ CHAVES, oreja y oreja.
EL FANDI, oreja y oreja.
MIGUEL ÁNGEL PERERA, dos orejas y dos orejas y rabo simbólicos.
Domingo López Chaves estuvo bien con ambas manos ante el terciado primero, flojo de remos y con escasa fuerza, pero noble. Un final muy emotivo cuando metió en el canasto de su muleta al toro al que despachó con estocada entera desprendida. Frente al quinto, un toro más cuajado que los anteriores, se le vio al salmantino con mando en plaza. Muy firme, entregado, dio una buena serie con la mano izquierda muy aplaudida. Pinchó y recibió un puntacito en la pierna derecha y con estocada tendida acabó con el ejemplar de Julio de la Puerta.
Fandi que recibió de rodillas con dos largas al segundo de la tarde, llegó a pararle andándole para atrás en el centro del ruedo tras parear con galanura. En su línea de siempre, terminó la faena echándose de hinojos y clavando una media estocada muy efectiva que mandó al desolladero al ejemplar. Frente al cuarto la anécdota la protagonizó en el tercio de banderillas, cuando un espectador le voceó pidiéndole que clavara los garapuyos con los colores de la bandera española y él le ofreció el par tocándose el corazón y diciéndole «estas son mías y de mi tierra«. Brindó el torero a una pareja del tendido 6 e hizo un alarde valeroso de torería en su faena. Pinchó sin soltar y logró una estocada entera que le valió la oreja de su enemigo.
Y Perera que tuvo los dos toros mejores del encierro, brindó su primero a López Chaves en la despedida de los ruedos y estuvo muy poderoso ofreciendo una faena muy templada por ambas manos. La estocada entera le valió las dos orejas. Y frente al sexto comenzó en el mismo centro del platillo con un pase cambiado por la espalda que enardeció al personal. Siguió luego, poderoso, rotundo, entregado, logrando que el toro siguiera el engaño con ahínco y humillando. Se le veía con predisposición de salvar la vida del toro. Un buen toro sin duda alguna.
En resumen, Medina del Campo hoy, como ayer Arévalo y otras localidades, decide indultar a un toro, bravo y noble sí, pero no excepcional en su juego en todos los tercios de la lidia, lo que hace creer y parecer que esa fiebre de la indultitis la están metiendo los antitaurinos en las plazas.
En todo caso, Laus Deo. Y todos contentos.
Reportaje Gráfico: José FERMÍN Rodríguez
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