Ayer volvió a torear en Granada el torero que concita más emoción, singularidad, unicidad, apetencia y deseo entre los espectadores a la Fiesta de toros. José Tomás fue a Granada y estuvo en carne mortal para seguir mostrando entre sus pelos ya canosos y huesos restañados y maduros por el tiempo y la dureza una imagen llena de sensaciones para tantos y tantos aficionados.
Aplaudido, venerado, considerado, con un deseo ferviente de verle actuar en carne mortal en el ruedo llegó José Tomás ayer al Corpus de Granada, en esa plaza emblemática de Frascuelo, para poner otra vez una pica en Flandes en esto del arte de torear. Lo de menos el resultado, seis y un rabo en los cuatro toros que lidió. Lo de más la actitud, señera, poderosa, única e irrepetible en su composición como torero de época y gracia, además bien vendido en las técnicas comerciales de divulgación y marketing por un hombre llamado Salvador Boix que dio con la tecla para despertar el deseo de los espectadores.
No extraña pues que ayer una grada de 18 euros se pagaran 100 euros por ella en la reventa y que, incluso se llegara a ofrecer por una barrera de sombra la friolera de 5.000 euros. Sin embargo, pese a ello, eso no es lo más importante.
Creo que la cadencia de este torero es respetada y respetable, su tiempo de latencia, de preparación, de superación de dolores y heridas están dando una medida de aprecio singular, de deseo más que evidente, porque todos lo quieren ver, tocar, palpar, aplaudir, señalar, aclamar, hablar de él. Es un torero de época sin duda alguna, mayestático, profundo y tranquilo en ademanes que captan al público y lo aclama con fuerza.
Ayer toreó muy bien en Granada José Tomás,verdad es que reses elegidas a moco de candil, preparadas todas ellas para el diestro de Galapagar y lo hizo con los pies juntos, sosegado y sin prisas, citando en muchas ocasiones de verdad, canónico, conocedor de terrenos y aupado en una nube de éxito de la que no se baja por muchas canas que ya afloren sus cabellos.
José Tomás, torero, ha dado la vuelta a la continuidad y a despertar el interés de frenesí y locura por el mundo del toro.
Por eso, gracias maestro.
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