Y otros lugares de la geografía española, poniendo del trabajo y de la razón mercantil una actividad tan peculiar , singular y estricta dirigida a engrandecer a su manera el arte de torear. TAURODELTA siempre ha tenido la atención de aportar a nuestro modesto medio informativo, dirigido al público aficionado, dejándole desgranar la opinión libre y sin cortapisa alguna. Por eso, ahora en el momento de dejar Madrid la señorial y encumbrada plaza de las Ventas en su dirección, bueno es dedicar unas reflexiones al asunto, aunque en más de un lugar se hablen las cosas de otra forma, porque ya se sabe que cada uno cuenta la feria según le va en ella.
El equipo madrileño de TAURODELTA, expansionado después en otros sitios y plazas por aquello de la «simpatía» en las explosiones ha estado siempre en vanguardia de la atención, respeto, educación y cordialidad para nuestro medio, surgido ahora hace seis años tratando de divulgar, apoyar y fomentar la misma esencia de la Fiesta de toros y fundamentalmente con las personas encargadas de la comunicación, poniendo en su revista reportajes, informaciones, análisis y explicaciones que todo aficionado a los toros precisa conocer y, a la vez, tendiendo la mano con respeto y sinceridad a cuantos nos movemos en este mundo a veces revuelto, interesado en ocasiones, duro casi siempre como cualquier negocio, esforzado y con la aplicación de servir en cada posibilidad en vez de servirse y aprovecharse por recoger las migajas que caen de la mesa rica en forma de atención, invitación o pase de favor.
TAURODELTA, la empresa que puso en marcha Martínez Uranga, el recordado empresario de Valladolid, y con su hijo Manuel Martínez Erice en la llevanza diaria, han estado hasta esta última feria de Otoño en la dirección y gestión de la primera plaza del mundo. Y a lo largo de esos años, sin duda alguna, habrá luces y sombras como en la fiesta, como todo en la vida en la que suele deducirse una calabriada de blanco y tinto, una mezcla de bueno y malo a partes iguales.
Esta empresa ha dejado su impronta en una época difícil y complicada, agraviada por la crisis económica y financiera que asoló a todo el mundo; los momentos críticos de ataques sistemáticos por parte de grupos animalistas que quieren erradicar la fiesta de los toros y que han visto en ella un escaparate fantástico para divulgar sus peregrinas apreciaciones y modos de vida; la influencia de los grupos políticos y mediáticos que quieren controlar la vida y la hacienda de todo el mundo, sin importarles otra cosa más que el éxito y su cuenta de resultados.
Pero una cosa es palmaria y cierta. Todo el grupo humano constituido alrededor de TAURODELTA ha luchado por despertar Madrid, por hacer de su plaza el centro de atención mundial del mundo taurino y por lograr que siga habiendo una legión importante de aficionados y gentes del toro que siguen teniendo en el viril de su vida la singularidad, el oficio, la vocación y la grandeza de la Tauromaquia.
Al final, cuando se cierra la puerta y se apaga la luz de un ciclo, siempre quedará el reconocimiento de quien hizo las cosas como los tiempos y las circunstancias le dejaron. Por mi parte, sencillamente ¡Gracias Taurodelta!.
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