Me entero del percance gravísimo tenido por Manuel Diosleguarde en Cuéllar, al entrar a matar a un Cebada Gago que cerraba corrida en la localidad segoviana. Dolor y tragedia en una arena de la ciudad segoviana con triunfo absoluto del joven torero salmantino que llevan con la esperanza entre José Ignacio Cascón, Ángel Castro y Nacho Matilla. Y aunque no estuve presencialmente en la corrida por aquello de completar otra tarea en el «Piñón de España» para novilleros en Pedrajas de San Esteban, sé que las manos de la cirujana taurina Marta Pérez y los designios de la Providencia han obrado el milagro en el buen torero de la Fuente de San Esteban con su intervención en el quirófano móvil de la plaza. Trasladado al Hospital de Valladolid allí quedó ingresado.
Todo el ánimo para Manuel Diosleguarde, el torero salmantino llamado a protagonizar grandes gestas en el arte de torear. Su toreo entregado, sincero, de verdad, sin trampa ni cartón, ni alivio alguno merece ser destacado en letras de oro y a buen seguro que acabará siendo uno de los grandes referentes del arte de torear que nace en Salamanca, tierra de oportunidad y leyenda de hombres que entregan su vida a la causa del toro bravo.
Ahora cuando la preocupación se ha cernido en el equipo humano que lleva al joven torero navegando en el duro y proceloso mar de la Tauromaquia y llega el dolor, nada mejor que animar desde donde estamos a Manuel, haciendo votos por su recuperación y porque pronto lo veamos, de nuevo, vestido de luces. Y a Marta Pérez, la cirujana taurina que está con el equipo médico por esas plazas sirviendo y restañando heridas y contusiones producidas por los toros, reconocerla su labor, impagable para la vida de un torero y su continuidad en la vocación de riesgo.
Ánimo, torero, y pronta recuperación.
Foto: FERMÍN Rodríguez/Comunicación Morenito de A.
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