Ha llegado un momento decisivo para la vida de todos. Este azote inmisericorde, traidor, letal y lleno de vergüenza que extiende como un pulpo ansioso sus tentáculos por todo el mundo llega ya a los casi 30 días de encierro domiciliario, un arresto en el chiquero para algunos, cobijo necesario siempre de una familia para el que la tiene y la unión perenne de todos los taurinos en ese enclave de dolor y tragedia que nos toca vivir y padecer.
El mundo taurino anda inquieto, solo, sin apoyo, sin nadie, ni rey ni roque, que le den el ánimo necesario para seguir en la brecha. Los toros pacen y rumian estrellas en la soledad de la dehesa, precisan de cuidados y atenciones ganaderas que, máscara en ristre y con lágrimas en los ojos les dan sus mayorales, sus vaqueros y sus ganaderos día tras día para que perviva su raza, no se acabe, siga dando tardes de gloria y esperanza a tantas y tantas personas como viven de esta singularísima actividad agropecuaria.
Es el campo el protagonista. Es el alfa de la existencia. El comienzo de todo en un sector, el primario, tan abandonado desde tiempos pasados por gobernantes a los que les falta la lucidez y la coherencia demasiadas veces ante este drama catastrófico que todos estamos viviendo. El campo y la ganadería son fundamentales para sujetar la pirámide vital, esa que se dividía en sectores, primario, secundario y terciario, para sujetar y hacer mejor la vida del hombre sobre la tierra.
Hoy quiero recordar a todos mis hermanos taurinos, a todos sin excepción, a los que aprecio, valoro y envidio por sus trabajos cuidando de un bien único e irrepetible, para animarles, decirles que no están solos, que ellos también están dando el paso al frente, en la primera línea, para engarzar todas las piezas de este rompecabezas en que parece estar conformada la Tauromaquia y que no se precipite al vacío de la nada.
Hermanos taurinos. Aunque la sensación de incertidumbre, zozobra y ansiedad nos haga vacilar, todos juntos saldremos adelante con una visión colectiva que debe ser reforzada en la mente de cada uno frente a esta terrible contrariedad que nos alarma en la paradoja de un enemigo microscópico pero que no obstante corrobora y afianza que «no hay enemigo pequeño«. Por eso, solidaridad, fe y mucho ánimo aunque falte en ocasiones lucidez, coherencia y capacidad en algunos dirigentes políticos.
Foto: José FERMÍN Rodríguez/ Dibujo de CAPEL
Rafael BLANCO dice
tus comentarios siempre son muy buenos, pero para los del día de hoy, tengo solo una palabra gracias maestro, cuidaros
un abrazo
RAFAEL BLANCO