Introducción:
En Abril del año 2014 el Consejo de Gobierno de la Junta declaró el arte de la tauromaquia como Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial, con la finalidad prioritaria de proteger y salvaguardar esta manifestación cultural.
La necesidad de apoyar al sector taurino y especialmente al ganadero de bravo por «el apego a la tierra» y por ser «generador de riqueza» con la creación de puestos de trabajo es obligada. Además, las explotaciones ganaderas de bravo ayudan al «mantenimiento de la dehesa regional» al haber quedado definido como «un ejemplo de belleza paisajística».
En estos últimos años, el mundo del toro ha estado envuelto en polémica debido a disputas entre detractores de las prácticas del sector y de los aficionados a la Tauromaquia, unos argumentando maltrato animal y los otros pidiendo respeto para desenvolver esta tradición de siglos heredada de nuestros mayores.
Todos los años se celebran en muchos pueblos festejos taurinos, en los que en una plaza y calles adyacentes, previamente valladas y delimitadas, se deja suelto un toro o toros y donde los asistentes pueden optar entre permanecer en los tendidos, balcones de casas, miradores y lugares elevados, a salvo de la acometida de las reses, descender al ruedo o entrar en las calles, correr delante o detrás de ellos y provocar la arrancada del toro para después eludir su embestida.
En ocasiones y más de una vez alguna persona es alcanzada por alguna de las reses, produciéndola heridas, contusiones y daños por los que precisa asistencia médica y quirúrgica en un centro hospitalario, con los consiguientes gastos derivados del incidente.
En primer lugar habría que saber que quienes participan en encierros, probadillas, lances taurinos populares, cites y cortes al toro en cualquier calle o plaza lo hacen conscientes del riesgo que ello entraña y voluntariamente, sin nadie que les obligue, asumiendo el mismo en un festejo conocido tanto en su desarrollo como en los riesgos y en los resultados lesivos que pueden producirse.
No hay además ninguna imprudencia por parte de la Entidad organizadora, al haber dejado libre a un toro dentro de un recinto previamente delimitado y cerrado con barreras, de tal forma que en la parte exterior de las mismas, las personas que presencian el acto no corren ningún peligro, no sucediendo lo mismo con las que traspasando las barreras se exponen a ser alcanzados por el toro que corre suelto y libremente por el interior del recinto acotado.
La entidad organizadora, en este caso los Ayuntamientos a través de sus Comisiones de festejos realizan los trámites oportunos para la concesión de la autorización por el organismo del Gobierno de la Comunidad autónoma a quien compete la autorización o denegación del festejo taurino, tras la solicitud presentada.
Y estos festejos taurinos populares son un imán atrayente a las localidades donde se celebran constituyendo una procesión incontable de personas que acuden a dichas localidades a ver correr los toros, dejando en la localidad recursos económicos ciertamente importantes, especialmente si se trata de un ciclo de varios días, tal y como sucede en todas las fiestas patronales.
FESTEJOS TAURINOS:
En relación con los viajes, los encierros YA SEAN CAMPEROS O DE CALLE, constituyen “el primer reclamo de turismo rural” y además gracias a los toros el sector de los viajes obtiene más del doble de facturación que la propia tauromaquia porque “casi tres cuartas partes de ese pastel se las llevan los hoteles, los bares y los restaurantes. Y el transporte alrededor de una quinta”.
Es difícil ignorar los beneficios económicos que generan los toros cada año en Castilla y León. La diversidad de opciones, muchas alejadas de las corridas de toros, son la clave para atraer a un viajero interesado por la tradición y cultura española y al mismo tiempo concienciado con el reino animal, gracias a los bóvidos de naturaleza brava conocidos como de lidia.
Lo que está claro es que por su popularidad, el mundo de los toros es el señuelo perfecto para provocar el interés de algunos extranjeros. El éxito del futuro de la industria de los viajes en España podría estar vinculado a los astados, sobre todo ahora que se quiere diversificar la oferta y desvincular al país del hasta ahora infalible turismo de sol y playa. A su vez, la supervivencia de lo taurino podría estar ligada de la misma forma al turismo pues los visitantes que acuden a ganaderías e instalaciones relacionadas con los toros parecen postularse como los rescatadores de su cultura.
El patrimonio cultural, el turismo, el deporte y la Tauromaquia son importantes activos económicos, puesto que representan más del diez por ciento del PIB, de Castilla y León, y las empresas de estos sectores suponen el 14 % del total de las empresas de la Comunidad. Los autónomos y emprendedores representan un elevado porcentaje sobre el total de ocupados, por lo que la Junta debería seguir apoyando de forma especial, mediante líneas de formación y fomento u otras que en el futuro se incluyan.
IMPACTO EVIDENTE:
1.- «De la dehesa salmantina salió el 20% de todos los toros que se lidiaron en España y Francia».
2.-«El ecosistema de la dehesa desaparecería si no existiera el Toro Bravo»
3.-«La Tauromaquia es un hecho patrimonial, social y económico de primer orden, que constituye uno de los rasgos más singulares de esta región y pervive a lo largo de los siglos».
4.-«Además de formar parte del paisaje de nuestra Comunidad y de su cultura, la Tauromaquia también tiene una importante repercusión económica».
5.-«Castilla y León es la tierra de 243 de las 1.339 ganaderías de bravo que hay en España, lo que supone más del 18% y nos sitúa en el segundo puesto del índice nacional».
«El impacto global del sector en la economía regional supera los 850 millones de euros y contribuye a mantener más de 13.000 empleos».
6.-«En 2014, la Junta reconoció a la Tauromaquia como Bien de Interés Cultural de Carácter Inmaterial, paso previo para impulsar la inclusión de la tauromaquia en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO».
Existe en la Institución Regional la Mesa de la Tauromaquia como órgano especializado de participación, asesoramiento y propuesta en materia de promoción y difusión de la Fiesta de los Toros.
También la Biblioteca Digital taurina para la consulta documental de textos y documentación pertinente para cualquier individuo o colectivo humano.
CONCLUSIONES:
1.- El primer Foro de Turismo Taurino debería convocarse y celebrarse con el reto de poner en valor los valiosos recursos taurinos que existen en la Castilla y León como producto turístico dentro de la Ruta taurina del Valle del Duero, conformado por un gerente del Grupo de Desarrollo Rural (GDR) que impulse con su actividad tanto el foro como la ruta, confiando en que estos eventos “provoquen una reflexión sobre el valor de nuestros recursos y la forma de impulsar el desarrollo sostenible de la región mediante la explotación de las posibilidades turísticas que el toro ofrece como fuente de riqueza y empleo para los municipios”. El perfil del turista taurino es una persona de clase media alta, de gran poder adquisitivo y entre 40 y 50 años, principalmente españoles pero también franceses y latinoamericanos, procedentes de países como Perú o México, lugares de gran tradición taurina.
2.- Es evidente que toda Cultura se construye sobre un cimiento ideológico, de modo que su expresión formal mediante ceremonias reflejará tal ideología; a efectos del visitante, del turista, es lo exterior de la ceremonia, su praxis, lo que le atrae, dado que no suele estar capacitado para la interpretación simbólica subyacente en la ceremonia e incluso -por ajeno a esa Cultura- sentir rechazo hacia lo doctrinal y admiración por lo formal. Tal puede suceder en ceremonias que disfrutan de la calificación «Fiesta de Interés»; así, la Semana Santa, los Carnavales, Romerías varias etc . Retirar la calificación «Fiesta de Interés» por pedirlo quienes pretenden prohibir la ideología y praxis ceremonial de otros, sería colaborar en la destrucción de un modelo cultural determinado, acción que sólo corresponde a los usuarios de esa Cultura.
3.- Frente a la grave situación por la que el sector atraviesa, se han planteado interesantes propuestas y desde la Consejería de Cultura y Turismo se han propuesto líneas de trabajo conjunto, para que el sector taurino participe en los programas de promoción del entorno rural que la Consejería está preparando en el ámbito turístico.
Asimismo, desde la Agencia de Protección Civil se ha comunicado a los miembros de la Mesa que están trabajando en un documento con medidas para la celebración de espectáculos taurinos que faciliten el cumplimiento de las medidas sanitarias y de seguridad, cuando éstos se reanuden. Igualmente se está trabajando para facilitar la tramitación de solicitudes para la celebración de espectáculos taurinos y revisar y renovar la normativa que regula estos espectáculos, para adaptarla a la nueva situación y a las peticiones del sector.
La Tauromaquia representa en España el segundo espectáculo de masas, detrás del fútbol. Además, el vínculo de la Comunidad con la Tauromaquia sitúa a Castilla y León como la segunda Comunidad Autónoma, tanto en superficie dedicada a la crianza del toro de lidia, como en número de festejos taurinos (2.348 en 2018, en un total de 19.219 en España, 12.21 %), solo superada por la Comunidad Valenciana.
4.- Agosto desde hace mucho tiempo es el mes taurino en el que los festejos de toros arropan con seguimiento y dedicación tantas y tantas fiestas patronales, de estas llamadas de verano, cuando se olvidan los santos patronos que las bendicen.
En Julio pasa san Fermín, la fiesta universal del turismo en Navarra, tras el santo labrador madrileño San Isidro. Luego, sin solución de continuidad la Saca de Soria, compendio etnográfico increíble del ayer y de la relación del hombre con el toro. A san Juan, S Pedro y San Pablo honraron León, Zamora y Burgos, y a Santiago Santander…y el calendario de agosto con la Asunción de Nuestra Señora y San Roque, cargado de emotividad, de tradición, de empaque toda una tierra con San Sebastián, Bilbao, Gijón… esperando a San Antolín en Palencia, a Nuestra Señora de San Lorenzo en Valladolid y a la Virgen de la Vega y San Mateo en Salamanca. Y más adelante, Jaén por san Lucas y Zaragoza por el Pilar echando el telón de la temporada.
Pero además de todas esas capitales que celebran feria de toros entre la algarabía, emoción, solidaridad y entretenimiento vienen junto a ellas todo ese abanico grandioso de pueblos que celebran encierros, toros corridos, probadillas, vacas, becerradas, recortes, fiestas taurinas seguidas por una pléyade inmensa de personas que quieren seguir manteniendo viva una tradición singular heredada.
Y es curioso y digno de analizar que desde que se suceden de forma permanente esos ataques machacones, persistentes, radicales, a todo lo que huela a toros, el interés y la reacción de las personas, sobre todo jóvenes, es el de contestar y acudir en muchedumbre como a una llamada de «¡El toro lo quiere!«, emulando aquel «Dios lo quiere» de los cruzados para reconquistar la tierra santa en la antigüedad a los pueblos, a sus plazas, cosos, calles y campos a disfrutar de la fiesta de toros en la modalidad que corresponda.
Y frente al espantajo antitaurino es preciso enfrentarse y además hacerlo a cara de perro. A la vista están los numerosos ejemplos que se han conocido en estos últimos años. No importaba que cayera algún torero, no. Daba lo mismo, incluso servía de argumento de mofa y befa, al final castigado como no puede ser menos. Ahora llegan las prohibiciones de quienes están al frente de responsabilidades gubernamentales, como la propuesta de no hace tantos días queriendo se impida a personas pequeñas practicar su vocación, su arte y su forma de torear. Sin olvidar reglamentar los accesos a las plazas de toros a menores, prohibiéndoles y obviar sus derechos conculcando su libertad.
Pero los tiempos dicen que lo traen y lo llevan. Y algo de realidad empírica así es, pues surgen cada vez más fuerte las opiniones que difieren de esa uniformidad pretendida por las grandes asociaciones de dinero y patraña.
La ola antitaurina es muy fuerte, cada vez más fuerte y con mayores medios. Por eso la Tauromaquia hace bien en rearmarse de forma asociativa, unirse, complementarse, ayudarse los del gremio para hacer frente a tantos y tantos ataques furibundos como sufre en tantos ámbitos de la vida.
Y como están cambiando tanto y a vuela pluma las ideas y las cosas, de tal forma que ni una queda con poso de pervivencia, no es extraño que, por ejemplo ahora y con tanto problema para hacer frente al recibo y a la producción eléctrica, surjan voces favorables, cada vez más, a la instalación de centrales nucleares que dan energía abundante y barata.
Y aunque el lector se pregunte qué tiene que ver la luz con la Tauromaquia, la vida de las personas sigue condicionada una y otra vez, una época y otra, por ideas que a veces parecen peregrinas pero que, machaconamente repetidas, llegan a formar una opinión y a convencer a muchos receptores.
La Tauromaquia necesita unidad, necesita estudio, adaptación a la realidad y a tantas circunstancias como la rodean, incluso rejuvenecimiento en el que ya está inmersa, pues la gente, comparada con el porcentaje de su edad, que más va a los toros es la de 18 años. El Impacto turístico de esta actividad es más que importante y extraordinario.
Y para que conste, ponemos en conocimiento este publireportaje para documentación de nuestra solicitud.
Fdo: JUSTO BERROCAL HERNÁNDEZ.
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