El chupinazo iscariense, aquí llamado bomba real, la explosión del arranque de sus fiestas patronales de verano, ha sido lanzado al aire de la tierra de pinares y su estallido atrae como un imán, un año más, a chicos y grandes a la Villa y Tierra de pinares y hospitalidad. Me alegra por Íscar y deseo fervientemente a todos cuantos amigos y conocidos tengo allí en la villa pinariega que corran los toros y citen, corten, llamen, salten, brinquen… por campo, calles, plazuelas y talanqueras.
En esta ocasión el estallido festivo es sin toros de luces, salvo la novillada de mañana sábado por la tarde que tiene entrada gratuita para cuantos deseen asistir a ella y en la que tres jóvenes toreros son la excepción a una medida difícilmente comprensible para quienes esperábamos que la Feria taurina de Íscar tuviera el esplendor de otros tiempos. No ha sido así y la eliminación total de sus festejos «profesionales» toreros ha desaparecido de sus carteles y de su programación.
Lo hemos sentido personalmente por tantos y tantos aficionados que nos dábamos cita a la cobijada del Castillo de Íscar para ver una feria taurina que llegó a estar catalogada como la mejor ejercida de España para plazas de 3ª categoría.
Pero Íscar ha puesto a mal tiempo buena cara y correrá toros en encierros, capeas y probadillas donde los toreros de fortuna se dan cita para lancear con chaqueta, capotillo o a cuerpo gentil y burlar las embestidas de los toros bravos. Encierro por la mañana y por la tarde, toros corridos para disfrute de la afición.
Desear a todos los iscarienses que paséis unas muy felices fiestas en este 2022 en que parece vuelve la normalidad a asomar por la ventana de la esperanza. Y en vuestro símbolo, el pañuelo festivo, también nos lo colocamos como atuendo.
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