El valenciano Jesús Chover que se presentaba hoy en Pedrajas de San Esteban ha triunfado merecidamente en la novillada del «Piñón de España«, al cortar las dos orejas y el rabo a un bravo, encastado, bien presentado y noble novillo de Esteban Isidro de nombre «Furoso«, corrido en quinto lugar en la segunda de la Feria de San Agustín de la Villa vallisoletana. El pañuelo naranja asomó en la Presidencia que en esta ocasión ejercía Javier Fernández Cisneros, una vez que el valenciano lo lidió, banderilleó y lo toreó con ambas manos con temple y maestría. Jesús estuvo muy valiente, dando la distancia al ejemplar de Esteban Isidro que iba codicioso y sin reparo alguno a la muleta del diestro valenciano. A medida que iba transcurriendo la lidia y los olés del público se hacían más rotundos, el toro parecía como si se creciera frente a la muleta del novillero. La petición del público, del matador y del representante de la ganadería salmantina hicieron que asomara el pañuelo naranja entre el clamor de los espectadores. La alegría de Jesús Chover era indescriptible recordando la faena de muleta que le propinó al utrero en los medios con ambas manos. Hay un pasaje con la izquierda rematada con una trincherrilla, de antología.
Chover en el primero de su lote, segundo de la tarde, que resultó noble y bravo, muy bien picado por su varilarguero, le colocó tres pares de banderillas poderoso. El último par por los adentros en un palmo de terreno, junto a los tableros que puso a la plaza en pie aclamando al diestro cuando éste salió indemne del encuentro. La faena sobria, aseada y con matices de poderío y templanza la corroboró con dos pinchazos y estocada, pese a lo cual fue premiado con la oreja del ejemplar.
Completaron la corrida de esta tarde Juan de la Vega, que sustituía al anunciado Javier Orozco, oreja y silencio; y David Withe «El irlandés», que entró por Gerardo Rivera, oreja y silencio.
El festejo sufrió un parón de media hora larga cuando durante la lidia del tercer toro se desató una tormenta que jarreó agua y dejó casi impracticable el albero de la Plaza. Tras terminar el arrastre del tercer novillo, se anunció por megafonía el aplazamiento durante 15 minutos hasta que los servicios de la plaza pusieran de nuevo a tono el piso. Y dicho y hecho. Un camión municipal, un coche del ayuntamiento y una pala mecánica con sus diligentes operarios dejaron de nuevo el ruedo practicable para continuar con el festejo. Y todo entre la música de la Banda municipal y la algarabía del personal que completó tres partes del aforo en la tarde de hoy.
Acabados los arreglos, rastrillado el ruedo de nuevo, asentado y eliminados los charcos del agua, se procedió a la pintura del círculo que señala la raya de picar y con las cuadrillas tragando saliva pero con decisión tiraron del festejo para adelante y concluir con el mismo.
Como si se hubiera tratado de una premonición, en esta segunda parte, a la lidia del quinto novillo toro, llegó la grandiosidad de la fiesta, la generosidad del hombre y la bravura significativa de un animal encastado y poderoso que hizo las delicias de los aficionados.
Juan de la Vega cortó una oreja en el que abrió plaza, un burraco bravo y encastado, tras brindarlo al público e instrumentarle una faena en la media distancia con cierta gracia en algunos pasajes. Tras pinchar, logró una estocada entera recibiendo una oreja. En el cuarto, otro novillo bravo y encastado de Esteban Isidro, aplaudido en el arrastre, al que comenzó su faena de muleta sentado en el estribo, pero cuyas ganas, las del torero, se fueron apagando como una candelica a medida que transcurrió la lidia.
El irlandés, verde y rubio como las tierras altas de la Gran Bretaña e Irlanda puso la nota internacional. Lidió su primer novillo entre el aguacero, los truenos y la tormenta que descargó con fuerza en Pedrajas y consiguió una oreja por su valentía y exposición. Ante el último de la tarde, el peor del encierro, poco pudo hacer salvo intentar sacarle algún pase de mérito con riesgo evidente de su integridad. Falló reiteradamente a espadas, recibió un aviso y se silenció su labor.
En resumen. Grande es la fiesta de toros por sucesos como los presenciados hoy en Pedrajas de San Esteban, superando las negativas condiciones meteorológicas, dando una lección de pundonor, alegría, espectáculo y entrega a una fiesta que goza, gracias a los genes bravos de los animales de lidia, de una extraordinaria salud.
El paseo triunfal alrededor del anillo de Jesús Chover con las dos orejas y el rabo simbólicos acompañado de Simón Caminero y del representante de la ganadería Esteban Isidro, recogiendo los aplausos del público fue merecido y lleno de emotividad.
Hoy en Pedrajas se han lidiado seis novillos toros de Esteban Isidro, bien presentados, cuajados, bravos y nobles, con uno de ellos»Furoso» que fue más bien furioso en su nobleza y acometividad por lo que tuvo el privilegio de ser indultado.
Reportaje gráfico: José FERMÍN Rodríguez
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