El torero malagueño ha abierto hoy la puerta grande del coso de Cuatro Caminos en Santander en la primera corrida de toros de la feria, tercer festejo del abono, al cortar tres orejas a su lote del Puerto de San Lorenzo que le tocó en suerte. Dos animales, nobles y bravos como todo el, encierro prácticamente, aunque alguno de ellos adoleciera de falta de fuerza y dos faenas de poderío, entrega y ánimo. Tanto pudo el torero a sus dos enemigos que parecía estar tan aparentemente por encima de ellos que el público rompió en la segunda parte del trasteo a aplaudir, cuando Jiménez Fortes cogió el aire a sus toros.
Vamos al resumen de la corrida: Ante tres cuartos de plaza se han lidiado seis toros del Puerto de San Lorenzo, bien presentados, nobles y bravos en general, para Antonio Ferrera, oreja y vuelta al ruedo; Iván Fandiño, oreja y aplausos y Jiménez Fortés, dos orejas y oreja respectivamente.
Tan contento estaba Pepe Ney, el mayoral de la ganadería, del resultado de sus toros, especialmente de «langostillo», lidiado en tercer lugar y «pitito» que cerró la tarde. La romana anduvo por la media tonelada de peso en cada uno de los ejemplares, desde los 540 kilos del que abrió plaza al rajado «garabito» presentado con 452 kilos. Y no era para menos. Los toros han suavizado la embestida hasta tal punto que son más requeridos en las plazas por los toreros, sabiendo que su nobleza es más un dechado de virtud y atemperado temperamento de antaño que diablos del infierno de otro tiempo. Será que las modas piden eso y el ganado bravo se somete también a esa demanda.
Abrió plaza el maestro Antonio Ferrera quien hizo el toreo a que nos tiene acostumbrados, bullanguero en banderillas, valiente y con entrega en todos los momentos de su lidia. La estocada a su primero casi, casi a cámara lenta atronó al animal y el público agradecido le pidió una oreja al presidente de la corrida José Ramón Delgado que le fue concedida. En el cuarto, cuando tenía prácticamente ganada otra oreja y la puerta grande, marró a espadas pinchando bien es verdad que en lo alto con lo que los aplausos y la ovación fuerte de los espectadores le obligaron a dar una vuelta merecida al ruedo.
El segundo de la terna Iván Fandiño tuvo el peor lote de la tarde, especialmente ese quinto inválido que no podía con su alma, pues cuando el de Orduña le bajaba la mano, se caía ostensiblemente. Donde estuvo mejor Fandiño fue con el «cigarra» corrido en segundo lugar, al que saludó con el capote de forma cadenciosa y elegante. Empezó su faena de muleta con un pase cambiado, citando desde el centro del anillo, pues el toro iba largo. Luego, a medida que avanzó la faena, el animal se fue apagando como una candelica y Fandiño le recetó una estocada hasta la bola que mandó al desolladero al ejemplar del Puerto.
Y Saúl Jiménez Fortes, torero poderoso y valiente, entregado de tal forma en la lidia que puso en varios momentos un ¡ay! en las gargantas de más de un espectador, por la justeza del cite, ceñirse al animal y torearle con temple en redondo como el malagueño afincado en Salamanca sabe hacerlo. Saúl está en estos momentos en estado de gracia y su satisfacción la manifestó sin duda alguna con una amplia sonrisa saliendo por la puerta grande de la plaza.
Fotos: López Garañeda
Deja una respuesta