Hace unos días que terminó la Feria de los espectáculos taurinos de Medina del Campo y entre los expositores que aparecieron en la carpa ofreciendo sus reclamos y promocionando, bien es verdad que a su forma y manera, la tauromaquia de nuestros pueblos, había varios recintos dedicados a los encierros de Medina del Campo y también a sus toros en el coso del Arrabal. Una de las cosas de las que esa Feria, bien planteada en su origen, adolece en la actualidad es aprovechar la misma para rendir cada año un homenaje a aquellas personas que por su actividad dedicada a la Tauromaquia sean merecedoras del mismo. Sin embargo, bien parece que el dicho «de bien nacidos es ser agradecidos» se ha perdido hundido en el pozo airón, pues hoy día más interesa el halago espontáneo y del momento dirigido a cualquiera que buscar a cuantos se han hecho acreedores por sus obras al aplauso, a la memoria o simplemente al recuerdo grato de su acción, eludiendo esa costumbre sana, de reconocimiento orgulloso de los propios convecinos hacia uno de los suyos.
Este es el caso del pintor taurino medinense José González Puente, que firmaba como «Pepe Puente» o «José Puente» sus espectaculares óleos taurinos. Ese tipo de pintura estaba en boga y tratado especialmente en cartelones y reclamos de toros sobre todo en las imprentas valencianas y madrileñas que era donde el vestigio y el recuerdo del artístico cartel taurino tiene un imborrable e impagable recuerdo.
José González Puente que falleció a poco de empezar el siglo XXI fue un referente de los ambientes castizos madrileños y, sobre todo, los taurinos: Ese cuadro de «susto en la procesión», al escaparse un toro que rompe la talanquera y alterar a la concurrencia ya fuera el cura, sacristán, monaguillos, monjas, hombres y mujeres que participaban en ella, huyendo alborotados, tiene en sí mismo un aspecto lúdico y emocionante que hace sonreír a quien contempla esta creación pictórica, creada con la gracia castiza que siempre tuvo José Puente y que fue publicada por el diario ABC en su día, al acoger entre sus páginas muchos de los dibujos y cuadros de este medinense, tal y como había hecho antes en El Ruedo, semanario taurino, desde 1948.
La feria de Espectáculos taurinos tradicionales de Medina del Campo jamás ha dedicado a recrear la obra de alguno de entre los suyos y seguramente ya va siendo hora que los organizadores piensen en ello y ofrezcan al público la difusión y el conocimiento de cuanto hicieron algunos de sus paisanos por la Tauromaquia en cualquiera de las facetas de la misma. Siempre es grato recordar aquellos hombres y mujeres que dedicaron su inteligencia, su arte como en este caso, su originalidad o su pasión al mundo taurino. Esa sí que sería una completa faena de la que adolece aún la popular de Medina del Campo.
Con la reproducción de su cuadro justo aquí al lado, explicando la suerte de matar a sus viejos amigos y enderezando el bastón hacia el hoyo imaginario de las agujas de ese toro que no está pintado pero que vive en nuestra imaginación y en la de los tres abuelos espectadores mientras el maestro echa la muleta con la izquierda al hocico del morlaco con arte y gracia, en tanto el cartel anunciador de las corridas generales de Bilbao pegado en la pared sirve de inmortal reclamo, queremos rendir un cálido homenaje a José González Puente y revivir su memoria, agradeciéndole su obra y su afición. Pepe Puente, un medinense de pro que llevó a la Villa de la letra de cambio por la senda de la pintura taurina sin igual, sigue viviendo entre los aficionados.
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