El regreso de José Tomás a los ruedos para ejercer su vocación torera que le ha encumbrado al laureado olimpo de los elegidos, tras sus percances y sus inverosímiles maneras de mostrar el poderío de temple y mando ante un toro bravo, además de un estado informativo con sentido propio y genuino en los medios de comunicación, ha sido espectacular en esta muy calurosa tarde en Jaén. Y ofrecido por la empresa de Alberto García, TAUROEMOCIÓN.
Lleno hasta la bandera, «no hay billetes» y la emoción agradecida y predispuesta de los espectadores que han abarrotado el coso de la Alameda para ver lidiar cuatro toros de Juan Pedro Domecq, Álvaro Núñez y Victoriano del Río. Toros elegidos a moco de candil por el diestro para marcar su regreso a esta fiesta de toros tan hermosa y grande a la que no derriban por más interés que ponen algunos en hacerlo y asediarla.
José Tomás, el torero renacido, al que llaman «el flaco de Galapagar» por la estilizada figura que presenta ha mostrado en Jaén que debe prodigarse un poco más por esas plazas para acicate y estímulo de una fiesta tras una pandemia en la que un torero sevillano fue quien dio el paso adelante poniéndose al frente de su defensa. Hoy a quienes llenaron la Alameda les hubiera encantado ver torear al diestro al menos un toro más, de esos que llaman de regalo. Pero de esta reaparición no se facilitan ni imágenes de televisión. Y eso es un tremendo error y un desprecio a los aficionados.
Fotos: TAUROEMOCIÓN
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