José Miguel Pérez «Joselillo», uno de los toreros de Valladolid que estuvo en la consideración de tantos aficionados por su gesta en Pamplona ante los de Dolores Aguirre, en el Madrid lejano, en Talavera de la Reina con los de Baltasar Ibán, en su ciudad ante los Victorino, que había quedado un tanto «separado del servicio«, por aquello de las modas que ahora imperan en la fiesta de toros, donde se busca más el espectáculo inmediato, reventón, plausible, aunque sea ante reses de poca consistencia y menor agresividad, Joselillo, digo, ha estrechado las manos de nuevos apoderados que relancen su presencia más que merecida en el mundo de los toros. Manuel Hurtado y Martín del Olmo, un tándem con el que el diestro ha llegado al acuerdo de apoderamiento para esta temporada que será la décima entre los diestros desde su alternativa, estarán en el hilo de facilitar contratos, tardes y apariciones en las plazas con mayor protagonismo que hasta la fecha.
Joselillo es un torero al que he visto torear en numerosas ocasiones, arrojado, valiente y entregado a su profesión con la convicción de salir con toda su mente, con todo su corazón cada tarde de corrida, para dar cuanto tiene. Pero además, y eso es mucho más digno de reconocimiento y aplauso al menos para mí, es porque atesora valor no sólo como torero, sino como divulgador activo de la fiesta entre los más pequeños. Joselillo dedica también su tiempo a difundir la Tauromaquia entre los niños, haciendo prosélitos e impartiendo doctrina didáctica y agradable tan unida a nuestros pueblos, como hace en la plaza de Valladolid y al que reconocimos entre un abigarrado grupo de niños escolares que lo estrujó literalmente tras explicarles el concepto, en forma didáctica y amena, del significado de ser torero.
En fin. José Miguel Pérez «Joselillo», todavía ahora con pelo de invierno, sigue en la puesta a punto, en el entrenamiento diario, en el ejercicio de toreo de salón, en el sacrificio permanente de ser torero aunque no siempre se cumplan las expectativas de uno. Sin embargo hoy, ya desde la semana pasada, una pareja de taurinos, Hurtado y Martín del Olmo, están con él para relanzar su carrera en el arte de torear y seguir dando muestras de su vocación desde las zapatillas hasta la coleta. ¡Suerte, maestro!.
Foto: José FERMÍN Rodríguez
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