El diestro mexicano Joselito Adame ha sido el triunfador absoluto en la corrida de esta tarde, celebrada con motivo de las fiestas patronales de la Asunción y San Roque en la localidad ribereña de Roa de Duero. La patria del Empecinado se ha vestido de gala para festejar por todo lo alto a sus patronos y ha aclamado a Joselito Adame al desorejar por partida doble a sus dos toros de la ganadería de Antonio San Román, sacándolo en hombros por la puerta grande de la Plaza. Sus compañeros de cartel, Paulita y Pinar, han cortado una oreja. La corrida ha estado presidida por David Colinas, el alcalde de Roa.
Antes del festejo, las Reinas de las Fiestas han salido en una berlina a la plaza, dando una aclamada vuelta al redondel y además han hecho entrega de ramos de flores a todos y cada de los diestros al acabar la lidia de sus bureles.
Con tres cuartos de plaza se han lidiado seis ejemplares, bien presentados, de Antonio San Román de buenas hechuras, pero desrazados tres de ellos, otro incierto y dos bravos que cayeron en el lote de Joselito Adame quien les entendió perfectamente, logrando el triunfo merecido. Una oreja cortó Paulita, el torero de Zaragoza, al cuarto de la tarde y otra más cortó Rubén Pinar al que cerraba esta corrida extraordinaria.
Luis Antonio «Paulita» hubo de pechar con el peor toro del encierro que además adolecía de ostensible defecto en uno de sus ojos, burriciego, y que el diestro maño resolvió con oficio y esfuerzo, lidiándolo solo por el pitón izquierdo, pues por el derecho iba al pecho ostensiblemente, con señal inequívoca de falta de visión. Muy profesional Paulita lo trasteó por el pitón izquierdo, pasándoselo una y otra vez, con más de oficio que sabor artístico, pero la cosa no daba para más. Una estocada desprendida acabó con el animal, pitado en el arrastre, y recibiendo el diestro una ovación de reconocimiento.



En el cuarto, pese a ser el más terciado del encierro, acudió dos veces al caballo, recetándole dos varas y tres pares de banderillas bien colocadas. Paulita metió al toro, a base de sobarlo, en el canasto y sacándolo a los medios le toreó muy bien con la izquierda y mejor con la derecha, el pitón más franco del toro. Muy por encima del animal, Paulita supo estar bien colocado, dominar la embestida del toro y arquear su figura en algunos pases que dieron la sensación de emotiva belleza en la composición. Un pinchazo arriba en todo lo alto y una estocada entera, al volapié, le hicieron acreedor de la oreja que paseó agradecido por el redondel.
Joselito Adame, con un traje azul pavo muy bonito toreó al más bravo de la corrida, el segundo de la tarde, aplaudido en el arrastre con fuerza, empezando con unos lances de recibo en los que observa que el animal metía con clase la cara. Tras brindar al público, empezó de rodillas en el tercio, sacándose al toro y llevándolo a los medios con temple y armonía. Tres naturales de antología antes de los adornos finales precedieron a una estocada trasera y tendida, pues precisó un golpe de verduguillo para despatarrar al animal y mandarlo al desolladero. Dos orejas.
Donde Joselito calentó a la parroquia fue en el quinto de la tarde, dirigiéndose a la solanera que lo aclamaba en todos los lances. Tres chicuelinas en el centro del platillo y una media de remate calentaron el ambiente hasta el extremo de volver a brindar al público el toro, dirigiéndose a la juventud que llenaba el tendido de sol. Cerrado en tablas el toro, Joselito Adame se dio el arrimón final, dejándose rozar los alamares por «grajerito», Valiente en recursos y con la cabeza sabiendo lo que debía hacer y el público demandaba recetó al de San Román una estocada entera, en el sitio, de efecto fulminante y que desató el tremolar de pañuelos pidiendo las orejas que le fueron concedidas. Las Peñas le cantaron el corrido mejicano «sigo siendo el rey», mientras Adame sonreía satisfecho y agradecía las muestras de cariño y simpatía.
No tuvo mucha suerte Rubén Pinar con su lote, mansote y desrazado, pese a su intento por agradar y por mostrar al público de Roa la tremenda disposición que traía para torear esta tarde. Al tercero de nombre «jubiloso» que salía con la cara alta de los lances, sin humillar, punteando siempre y parándose en la mitad del muletazo le hizo una faena de aliño prácticamente, sin demasiada confianza, robándole los muletazos con gran esfuerzo. Donde estuvo mejor, porque el toro sirvió algo más fue en el que cerraba plaza. Expuso lo indecible, se metió entre los pitones y cruzado logró componer en un par de ocasiones la figura, consiguiendo dar algún muletazo aplaudido y jaleado por el público. Una estocada entera le valió la oreja al pupilo de Gerardo Roa.















En resumen, Roa de Duero y su feria taurina están de enhorabuena. Luz y color, animación y alegría, peñas y gente joven en los toros, divirtiéndose, cantando y animando como lo han hecho esta tarde con fuerza, fe en lo suyo e interés y cariño. Y en esta ocasión quien ha mostrado la mejor cara ha sido un «manito» allende los mares, que ha sabido dar con la tecla del toreo de emoción y sentido. Luego al atardecer, como es habitual, los socios de la Peña el Tinte entablaron un coloquio ameno en el salón cultural, mientras el ramo de rosas puesto desde por la mañana a los pies del Empecinado se ajaba ya en su pedestal. Y en el camión frigorífico iban «frailón» de 485 Kg; «caracol» de 505; «jubiloso» de 490; «fanfarrón» de 475; «grajerito» de 480 kg; y «mulero» de 495 de la ganadería de Antonio San Román, camino del desolladero.
Fotos: José FERMÍN Rodríguez.
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