Jorge Castro «Luguillano», vuelve a marcar su libreta en la llevanza de apoderado, con la vuelta a los ruedos como torero de Julio Campano, un abulense de raza, que sufrió el dolor, la desgracia y práctica retirada y que de esta manera recupera a uno de los suyos el mundo de los toros.
Julio Campano, a quien conoció bien un amigo común que vive allá abajo por la punta vigía de Tarifa, el veterinario Luis Alonso, quien recuerda con inmenso cariño a la trabajadora familia numerosa“Campano” que tenía en la plaza principal de Las Navas un bar donde la amabilidad era la norma y a donde acudían mezclados con la gente del pueblo los numerosos “señoritos veraneantes” prendados de la buena cocina y cariño de la anfitriona de la casa y de la belleza de sus dos hijas.
Recordando a Miguel Rosado, «Campano», el padre de la saga en la que tanto Luis Miguel como Julio, sus hijos, han sido piezas integrantes de la misma para gloria destacada de la fiesta de toros,
De Julio aún pervive el recuerdo aquel cuando estaba más que renqueante consecuencia de las secuelas de la grave cogida sufrida en Las Navas del Marqués el 14 de julio de 1993 con destrozo de las venas: femoral, ilíaca y safena y de los músculos abductores de la pierna derecha. Al entrar a matar a su primer novillo cuando le metió el cuerno hasta la cepa. Trasladado urgentísimamente al Hospital Nuestra Señora de Sonsoles, llegó prácticamente muerto pues solamente tenía riego cerebral. Hubieron de transfundirle hasta 14 litros de sangre. Fue una novillada de Sainz de Miera donde alternaba con los novilleros; Óscar González y José Ortega.¡La trágica noticia ocupó las portadas de todos los diarios nacionales! Fueron momentos dramáticos los vividos por la familia Campano, pero «Julio valor» o el torero de la afición desmedida, se sobrepuso a todo y salió adelante.
Durante varios años Julio se vistió de plata, igual que el torero cambia la seda por el percal tras el paseíllo e inicia su brega y su faena, y actuó como subalterno en numerosas corridas.
Y ahora vuelve a vestirse de oro, esta vez con Jorge Luguillano como mentor, otro destacado miembro de la saga que tiene a la Virgen de Luguillas en Mojados como abogada protectora. Madurez, asiento, conocimiento y esfuerzo notable son cualidades de ambos personajes, pero especialmente de quien vuelve a recoger el carisma que una vez recibió de manos de Joselito y con Enrique Ponce de testigo en la plaza de Ávila de los Caballeros en su alternativa como matador de toros. Porque vuelve un torero de afición desmedida.
Deja una respuesta