Los toros de Jandilla, faltos de fuerza aunque no de raza y nobleza, lidiados esta tarde en Colmenar Viejo, lidiados por Juan Bautista (silencio y dos orejas); Talavante (aplausos y ovación) y Roca Rey (oreja y aplausos tras dos avisos) no han tenido ni la chispa de otras ocasiones ni han facilitado la emoción del dominio de la fuerza bruta ante el casi lleno en los tendidos registrado esta tarde en el coso madrileño de La Corredera. Tan solo el francés Juan Bautista ante el cuarto de la tarde mostró su elegante saber y dominio de la lidia canónica, en un buen saludo capotero con dos largas de rodillas, calentando a la parroquia y cimentando su trasteo y un quite salerosos para colocar los rehiletes el mismo matador. Empezó la faena de muleta de rodillas con calidad y mando pues el toro iba largo, arrancándose con cierto brío y poniendo el diestro temple y colocación. Una estocada entera y las dos orejas le fueron entregadas por su mérito al torero, en tanto el toro era aplaudido cuando el tiro de mulillas lo llevaba al desolladero.
Talavante, que lidió dos de Vegahermosa en su lote tuvo una faena dominadora, firme y templada sobre todo al segundo de la tarde, noble y con la fuerza justa, al que pinchó tres veces sin soltar y una casi entera. Con el quinto, por aquello de dejar mal el recurrente refrán que no hay quinto malo, le tocó un jandilla muy exiguo de fuerza. Desarrolló su faena sobre todo con la mano izquierda y un toreo terapéutico para que el animal no se le cayera, si le bajaba la mano, y eso que solo había recibido un picotazo. Con un pinchazo y estocada desprendida terminó Alejandro su labor en Colmenar.
El tercero en discordia era Andrés Roca Rey, al que casi no le dejan entrar por la puerta de cuadrillas el número de seguidores y jóvenes que querían retratarse con él, llegando a acceder al patio de cuadrillas casi a la misma hora de sonar el clarín anunciador para empezar el paseíllo. Roca Rey hoy no ha tenido su tarde en Colmenar, primero porque el pañuelo verde asomó en el palco para devolverle el tercero de la tarde por cojo. El peruano corrió turno y salió «vicente«, un jandilla terciadito y con la fuerza justa. Brindó al público, instrumentando una faena de mando y quietud con manoletinas finales. Tras lograr una estocada entera trasera y recibir un aviso, se le concedió la oreja. En el sexto de la tarde, un toraco sobrero de Fernando Peña, sin clase, las pasó cainitas con la espada pinchando varias veces y recibiendo dos avisos, con lo que Roca Rey se fue sin pena ni gloria de Colmenar ante una «peña» que cerró la corrida con los aceros sin afilar.
En fin. La corrida de esta tarde de Colmenar no pasará a los anales de su historia como un dechado de bravura, fuerza y acometividad, sino más bien generando un resultado de aburrimiento pintado como se apreciaba en la cara de muchos espectadores a la salida, porque ni se acordaron de homenajear la figura egregia de Manolete 70 años después, tras el paseíllo. Mientras por la puerta grande con el titilar de las lentejuelas sacaban a Juan Bautista, un torero francés pletórico de elegancia y naturalidad.
















FOTOS: José FERMÍN Rodríguez
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