La noticia para un torero de raza y personalidad nacido en San Miguel de Valero se hace de nuevo realidad con la petición formal cursada al Ayuntamiento de Salamanca por la Federación de Peñas Helmánticas para que Emilio Ortuño «Jumillano», primera figura del toreo que surgió en la capital del Tormes, tenga una estatua en la Plaza de la Glorieta junto a la de Santiago Martín «El Viti»; Julio Robles o «El Niño de la Capea».
Emilio Ortuño «Jumillano», personalidad de una vida torera corta y acortada por las circunstancias causadas por una grave cornada recibida en la Feria de la Merced, pero no taurina, ha llevado siempre el aire de la entrega y participación en la Fiesta, desde que empezó en la vocación desde su debut con picadores en Zamora en el coso de la Amargura, hasta que se retiró de la práctica activa del toreo a los 24 años, algo muy raro y extraño hoy en día en que el escalafón está envejecido y cerrando y bloqueando el paso a jóvenes matadores.
Para Emilio Ortuño, propietario del coso taurino del Paseo de Zorrilla de Valladolid, esta petición es de absoluta justicia, pues su actividad singular tiene su relato auténtico en los anales toreros de la época y especialmente en México donde llegó a cortar dos rabos y emocionar a los espectadores con su toreo poderoso.
La Federación de Peñas con su petición quiere entronizar en el pedestal de la memoria, el recuerdo y la etapa brillante de un hombre dedicado a la fiesta de toros con bonhomía, decisión, entrega y sinceridad.
En la fotografía, hecha este pasado invierno en Ciudad Rodrigo, junto a El Viti y Jorge Manrique, gerente del coso vallisoletano.
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