En estos días previos a la Navidad solemos ir cerrando el año más con recuerdos que con actividad directa y necesaria para la información taurina por la que nos movemos, trabajamos y estamos al marro cada día en los portales y páginas, a veces cientos de ellas y ojalá hubiera más, gracias a las imágenes captadas por las cámaras de nuestros amigos y colaboradores. Dos de ellos, desde la desaparición joven y recordada de Luis Laforga, un retratista vallisoletano que fue el primero con el que trabajamos, hasta la llegada de Fermín Rodríguez o de José Salvador, son quienes en estos momentos aportan el grueso del recuerdo gráfico en este medio que tienen con orgullo el fomento, la difusión y el apoyo desinteresado al mundo de los toros.
Luego hay equipos de personas que se dedican también a plasmar y recoger en sus cámaras los instantes de las diversas evoluciones de un toro bravo en el campo, en la plaza, o al pie de una talanquera como sucede con el equipo de TODOTOROS que dirige Jesús Mata y cuyos vídeos taurinos pueden verse con sosiego y tranquilidad en estos días largos y fríos, desapacibles cuando sopla el cierzo, del invierno. Con ese gran grupo que acerca sus imágenes, captadas en tantos y tantos pueblos y ciudades de España en una ruta singular, meditada y elegida, está ya completándose la programación del próximo año, especialmente por haber cumplido diez años de andadura con el DVD y la imagen de toros digitalizada a la que cualquier aficionado puede tener acceso.
La inclusión de imágenes en movimiento en el cuerpo de las noticias es una idea que se está estudiando en estos momentos para tratar de llevar a cabo e incluirlas en las informaciones pertinentes de cada relato que se pone en la pantalla de nuestro periódico digital.
La fotografía taurina siempre ha sido, al menos para nosotros, un mejor aporte que la imagen en movimiento tal cual, sin tratamiento, elección y limpieza, por entender que el medio debe mostrar y poner a disposición del lector la misma, para que éste haga su composición de lugar, busque y compare después otros puntos de vista, otros aspectos, otras consideraciones y haga su personal análisis de lo acontecido.
El apoyo a la crónica taurina tradicional, de siempre, del relato más o menos afortunado, mejor o peor hilvanado, en todo caso con el poso de la meditación en vez de la inmediatez, va mucho más acorde con nuestros objetivos y con la estima hacia los grandes contadores de relatos taurinos, de faenas, de aspectos que de la otra forma nunca más tendríamos oportunidad de leer. Las crónicas taurinas ya casi han pasado al papel del aire, cibernético, en lugar del de celulosa de siempre. Pero las personas siguen siendo ellas mismas los autores de una transmisión de fe, esperanza, cariño y esfuerzo por una fiesta la de los toros, llena de emoción y grandeza.
Un medio pequeño como el nuestro, sencillo, con vitalidad renovada, seguirá marcando una pauta entre quienes se acercan a leer y ver textos y fotos de unos momentos taurinos llenos de ilusión, ganas y gusto. Ellos son los ojos protagonistas tras el sonido del «clic, clic» de sus cámaras.
Deja una respuesta