Acaban de pasar los llenos cabales y totales en el coso de la Real Maestranza de Sevilla para presenciar aquello que tantos y tantos espectadores y aficionados del presente quieren ver, sentir y gustar: Las grandes figuras toreando toros sin picar, escasos de bravura, aborregados pero nobles y sin fuerza. Casi, casi «amaestrados» en su genética para que vayan y vengan, vengan y vayan como buenamente puedan. Menos mal que aún nos queda el recuerdo de la corrida de Victorino donde vimos raza, bravura y verdad.
Lo demás, emoción espontánea, manicomio contagioso de gritos y aplausos, triunfalismo como si coexistieran en la fiesta dos formas de entenderla: Una, la del toro bravo protagonista del festejo en todo momento y la otra la mostrada ayer en el viernes de farolillos ejemplo de la modernidad que casi todos buscan y pretenden, con un diestro torero singular, único e irrepetible, Morante de la Puebla, de personalidad y torería aclamada y llevada en volandas, plaza tras plaza, feria tras feria, corrida tras corrida.
La verdad es que, por un lado y con la cuenta de resultados empresariales en una mano, el público responde mejor a esas llamadas y convocatorias en las que figuras consagradas son capaces de llenar o casi llenar los tendidos, por lo que si el apoyo económico está en esta forma de Tauromaquia moderna de toro dulce, que embiste sin una mala mirada ni intención perversa, de búsqueda del triunfo del torero a toda costa, haga lo que haga, estoquee con defecto o sin él, caída o tendida, con arrimo o sin arrimo tienen mis males remedio, frente al toro exigente, duro, difícil, complicado, al que debe someterse, que antes existía, habrá que irse acostumbrando a estas formas.
El público actual parece que quiere que el torero triunfe siempre en la fiesta, que el hombre salga entre vítores, aplausos y reconocimientos y que el toro colabore dando sensación de conjunción completa de arte y fachada, sin más miramientos ni complicaciones.
Pues nada, si hay que torear con poco toro, adelante con los faroles y dure lo que dure.
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