Sigue la matraca de la última retransmisión por televisión de la corrida de toros del Domingo de Resurrección en Sevilla, uno de los hitos taurinos más importantes de la temporada, al haberse producido diversos contratiempos que han impedido seguir con propiedad a los contratistas del festejo el desarrollo del mismo.
La verdad es que no se perdieron casi nada a tenor del resultado, pero esa no es la cuestión. El problema está en el soporte y servicio técnico para acercar la imagen a quien la contrata, la abona, la compra y la paga al precio estipulado y luego no puede verla correctamente tan ricamente en su casa.
Ha habido numerosas protestas y la empresa de Mundotoro TV ha dado al respecto todas las explicaciones, ofreciendo sus disculpas y prometiendo la devolución del importe cobrado, tras los fallos de retransmisión.
Hacer muchas veces las cosas sin comprobaciones previas, sin imágenes en pruebas, trabajando los contenidos para que puedan verse por los abonados tal y como tienen las variadas plataformas que ofrecen sus programas a quien desee contratarlos origina que los fallos se multipliquen una y otra vez y arrastre en su malhadada emisión los buenos propósitos que, sin duda alguna, buscará la mercantil.
El fiasco ha sido de antología: La corrida un dechado de nada entre dos platos; los toros por los suelos; los toreros con poca materia; la expectación grande y la decepción máxima.
Ojalá que para el resto de la feria no surjan de nuevo errores y momentos que impidan las retrasmisiones anunciadas a bombo y platillo, adjudicadas por una ingente cantidad de dinero tanta que el canal anterior tuvo que cerrarse al perder los derechos de emisión de las corridas de toros.
La conclusión es obvia. Las cosas tienen que hacerse con meditación, tranquilidad, paso a paso, completando todo el recorrido pues estas cosas de la emisión por fibra e internet son modernidades que es preciso conocer al dedillo. Simplemente para no quedar como los huevos en fárfula o como Cagancho en Almagro.
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