Herminio Jiménez, “chaca” es un gitano zamorano y de Rioseco a quien los toros le atraen, le apasionan y fueron su vida durante algunos años, pues no en balde apareció en carteles como novillero por esas plazas de la provincia vallisoletana para actuar en las fiestas patronales. A Chaca le trato desde hace algunos años y sabe y entiende de toros, no desdeñando un momento para explicar con sagaz comentario el lance, la media, sobre todo la de Morante, el natural o el de pecho, la colocación, la disposición, el arrojo, la valentía, la sangre torera y muchas cosas más que bullen en el gran puchero de una corrida de toros.
Especialmente en muchas de las jornadas de tentaderos, novilladas o corridas de toros que hemos visto juntos hay una cosa en la que coincidimos plenamente: La belleza singular de una media verónica dada con la enjundia, decisión dominadora y estética con la que muy pocos privilegiados suelen obsequiar a los espectadores en cada tarde de toros.
Nos quedó a los dos una de esas medias de antología que guardamos en nuestra retina y que aún permanece en la memoria, sin querer salir de ella, ni Dios lo permita. Fue una de las tardes de Morante de la Puebla en Valladolid en un quite. Propinó dos y una media al ejemplar el sevillano que nos dejó un sabor que aún no ha desaparecido de nuestros recuerdos.
Herminio ayuda en lo que puede y las circunstancias le permiten a la Escuela Taurina de Rioseco, aupando chavales y enseñando esta difícil profesión del arte de torear. Es miembro de la Federación taurina de Valladolid y pertenece a la Peña Jorge Manrique de la ciudad de los Almirantes. Es importante estar con los chavales para guiarles por esta profesión en sus comienzos, animarles y mostrarles algunas de las vicisitudes singulares que se esconden tras un capote y una muleta. Además cuenta con una peña flamenca que lleva su nombre “Herminio José” la cual, de vez en cuando, nos obsequia con una sesión de cante jondo por fandangos, siguiriyas o martinetes con entronque taurino que hacen las delicias de quien escucha.
A Chaca le gusta sobremanera, cuando va a los toros, encenderse un veguero de tente y no menees. Tal hizo la última vez que estuve con él en la plaza de Mojados cuando acompañaba a Justo Berrocal y al ganadero Adolfo Martín para seguir la novillada de promoción de escuelas taurinas. Esta vez era Cohibas el cilindro tabaco puro y, entre chupada y chupada, comentario al uso e indicación al novillero se lo metió entre pecho y espalda, aunque mejor habría que decir entre boca y pulmón.
Es padre de Jiménez Cortés, novillero triunfador en Valladolid que dejó los trastos y el esportón no hace tanto tiempo tras su debut con caballos en Pedrajas de San Esteban y ver que los contratos no llegaban como su arte merecía. Trabaja junto con el maestro Santiago Castro Luguillano como instructor de la escuela taurina de Rioseco con la ilusión rejuvenecida de todos los años.
Herminio Jiménez, un gitano torero de Rioseco al que le gusta que le recite la vieja copla, soñando una media de sensación y antología.
Por ti va este brindis, “chaca”: “En la plaza de las Ventas/ le dio Fernando Domínguez/dos verónicas y media/ a un toro de Concha y Sierra”. Tal que así, como la que tú dibujas con el envés del capote en Isla Brava donde Trifino Vegas en la apertura del curso de la Escuela de Rioseco.
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