Cuando se cumple la treintena de años en una organización nacida y puesta en marcha para apoyar y seguir a un torero de su misma tierra, Jorge Manrique Estébanez, y sus componentes deciden celebrar año tras año la feria del caballo en Jerez de la Frontera, uniendo el mundo del toro, del cante y de la fiesta, el momento es inmejorable y la diversión entretenida y risueña queda garantizada sin duda alguna.
José María Rueda, Chema Rueda, es el alma organizadora, coordinador que se llama pomposamente en estos tiempos, de la jornada en la Feria de Jerez, llevando a los componentes de este año por aquellas tierras de María Santísima, siempre alegres, gratas y con una bendición natural que para sí quisiéramos muchos de nosotros, más adustos y taciturnos que los espontáneos de Sevilla, Chipiona, Jerez o San Lúcar, con el deje en los labios, el cante en el corazón y la alegría en su fragilidad humana.
Desde la Venta del Jilguero en el cruce de caminos donde se encuentran en pocos kilómetros ganaderías como Cebada Gago, Torrestrella, Núñez del Cuvillo, Torrealta…hasta el pueblo de la cantaora Rocío Jurado a la que su Ayuntamiento honra en un magnífico túmulo funerario, entre flores, clavelinas y siemprevivas. O desde la feria luminosa del caballo, de día y de noche, con sol y luces de colores y farolillos visuales donde nadie es extraño en casetas y garigolos bebiendo el fino y la manzanilla entre cantes y risa y la plaza de toros con el reclamo del «Tío Pepe» hace más característico el lugar y la refulgencia del albero dorado o el aire puro de Grazalema que serena pulmones y cuerpos agostados por la vida y el tiempo, son los mejores momentos del día, llevados y traídos por la siempre dispuesta y servicial Milagros Cuadrado que echa las horas y sirve de lazarillo a todos estos ciegos que quieren ver.
La peña Jorge Manrique de Medina de Rioseco sigue perviviendo gracias a personas como Chema y Milagros que ponen de su tiempo y de su trabajo para intentar hacer un poco más grata y feliz la jornada a los demás. Y así, aunque la manzanilla, fresca y olorosa se mezcle con el generoso moscatel cargado de azúcar y alcohol, retrotrae a un tiempo de fresca bodega donde las andanas de las cubas se alinean en el fresco húmedo de la estancia con paredes mohosas.
Al volver la comitiva de la Feria de Jerez de este año, no puede ser por menos de nuestra parte que reconocer a Chema y a Milagros su dedicación hacia todos los demás. Y que no falte de nada que en las mesas de taurinos no puede faltar el pan aunque las galeras se cuezan mal en el puchero de los langostinos y las gambas de Huelva, mientras cante Paula un fandanguillo jocoso.
Foto: José FERMÍN Rodríguez
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