La verdad que la celebración de los 60 años de la Plaza de toros de Medina del Campo, después de los trabajos para levantarla en un plazo de nueve meses, a cargo de la familia medinense de Casares, tras colocar dos millones de ladrillos en su enclave junto al llamado Arrabal de la Villa, a la vera de la carretera del Campillo, que no debe al rey oficio ni al papa beneficio estuvo cargada de emotividad, recuerdos vivos y anécdotas curiosas. Toda la mesa dirigida por Domingo Nieto, estupendo cronista radiofónico taurino, aficionado de pro y atesorador del saber enciclopédico relacionado con la Villa de las ferias, mantuvo el interés del público que llenó el local del Hotel Villa de Ferias junto a la carretera vieja de Madrid y que propinó a los espadas intervinientes una sonora ovación al acabar, después de dos horas de charla entretenida.
El actual empresario de la plaza, Simón Caminero; el nieto del constructor de la Plaza Manuel Casares, y sobrino también del prócer Emilio Casares; el torero local Agustín Boya el Cuco y el novillero Félix de Castro, con la incorporación a la mesa del Alcalde de la Villa Chencho Martín Pascual formaron un tándem lleno de ánimo, taurinismo y afición para cantar y contar las excelencias de la Plaza medinense.
Los momentos de mayor emotividad surgieron con el recuerdo de la única alternativa tomada en esa plaza por el torero local «El Cuco» de manos de Morenito de Maracay y con El Yiyo de testigo. Y especialmente el momento de acudir a la sastrería madrileña a buscar un traje, grana y oro, pagado por cuestación popular de muchos medinenses, cuya aportación dieron con gusto a su convecino para que estrenara terno ese señalado día. En un momento del acto acudió a la mesa el muchacho triunfador del Bolsín de Ciudad Rodrigo de este año, el medinense Roberto Blanco, quien también recibió el aplauso de la concurrencia.
Como complemento de estas jornadas hay expuesta una exposición fotográfica de antología de diversos momentos pasados por la Plaza de Medina del Campo de diversos autores gráficos.
Domingo Nieto, el Centauro de Castilla, hizo un recordatorio ameno del singular edificio destinado al juego del hombre con el toro, con diversas faenas acaecidas en el mismo, sin desdeñar anécdotas y vivencias que atrajeron al público.
Tras el acto, la Dirección del establecimiento hotelero ofreció una degustación de carne de toro de lidia del carnicero de bravo Raúl Manrique, exquisitamente bien presentada, adobada en su justa medida, jugosa, nutritiva y rica que fue consumida por el público.
Un bonito acto el programado en Medina del Campo para rememorar los 60 años desde que se erigiera el coso del Arrabal y la acogida de los festejos de toros en su recinto,en vez de la plaza mayor, que tuvo muchos aficionados, no sólo de Medina del Campo sino también de los pueblos de la provincia. La idea y el esfuerzo de Casares para entregar a su pueblo un coso singular demuestra a las claras la importancia que Medina del Campo siempre ha tenido para la fiesta de los toros.
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