El domingo 18 de julio se abre al público y a los festejos taurinos, tras una generosa e importante restauración, el Coso taurino de Toro. Varios años de intervención técnica y económica, aportaciones que se dan por muy bien empleadas al haber conseguido salvar de la destrucción y de la completa desaparición uno de los hitos más importantes en cuanto arquitectura popular se refiere en la localidad zamorana, han sido empleados, pues, en salvaguardar el sitio de una vieja corrala, dentro de un antiguo corral de labranza, en donde se construyó el coso taurino de similitud a plaza ochavada, en estos momentos el más singular y bello de la Comunidad de Castilla y León, salvando las distancias con el coso serrano del Castañar en Béjar.
Es, como digo, un conjunto insólito y muy interesante de la arquitectura lúdica popular, en la plaza de San Francisco, que fue promovido por el Hospital General de Nuestra Señora de las Angustias, con el objetivo de recabar recursos económicos para poder ejercer la beneficencia. Piedras, adobes, madera y otros elementos del derribado palacio de los Bazán perteneciente a la marquesa de Peñalba fueron reutilizados para construir el coso en marzo de 1828 bajo la dirección del alarife toresano Agustín Díez Tejeda e inaugurado en agosto de ese mismo año. Sucesivas intervenciones para contrarrestar algunos de los rigores del agua, del sol y de los cambios bruscos de temperatura obligan a los responsables a que la consolidación de la plaza se efectúe definitivamente en 1851.
Desde entonces y hasta la desamortización de Mendizábal y Madoz en que fue puesto en venta el año 1879, siendo adquirido por Custodio Rodríguez Barba, vecino de Fuentesecas y representante de los toresanos Mariano Traver y Cipriano Camarón, por la cantidad de 8.690 pesetas, en su enclave siguieron dándose festejos taurinos. Y en 1941 estas familias toresanas se lo venden a Valeriano Cuadrado en la cantidad de 10.000 pesetas, el cual lo dejó en herencia a sus cuatro hijos hasta que el Ayuntamiento de Toro, presidido por Jesús Sedano, lo adquiere a finales de los 90 e inicia los trámites para su rehabilitación, realizada por los arquitectos Pedro Lucas del Teso y Claudio Pedrero y Antonio Villar.
Dicen que en el lugar hay encanto y fascinación como va a demostrarse en el histórico día en que de nuevo se ponga en marcha el juego eterno del hombre con un toro bravo. Ese día todos cuantos aman la tauromaquia y su proyección tienen una cita en Toro con Morante de la Puebla; Cayetano Rivera Ordóñez y Leandro Marcos frente a toros de Jandilla, pues las puertas de la plaza de Toro se abrirán de par en par para recoger y exponer a todos el esfuerzo, los sacrificios, el homenaje a la tauromaquia, el cariño por su pueblo y el trabajo bien hecho de un Ayuntamiento presidido por Jesús Sedano Pérez al haber recobrado para la posteridad un edificio emblemático, pleno de hondura, sentimiento, encanto y fascinación, en una palabra, un hito de la arquitectura taurina. Y eso no se ve todos los días.
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