Y no se hable más. El sevillano diestro se llevó el gato al agua y las orejas de sus dos enemigos tras una muestra de toreo templado, estilizado y hermoso frente a los dos cuvillos que le tocaron en suerte «tabacalero» y «encendido», ambos con fondo y venidos arriba en la faena de muleta por lo que los aplausos del público al arrastre de estos ejemplares fue garantía para decir que lo visto valía.
Juan Ortega estuvo mucho mejor, más torero y elevando a lo alto la compostura ante las astas de un toro en su segundo, quinto de la tarde, que ante el segundo, del que recibió las dos orejas en un alarde de generosidad del palco, presidido por Pablo Hernández, más que discutible. En su intervención sobresalió el quite por delantales y el comienzo de faena muy prometedor, amenizado con la trompeta del torero valenciano «El Soro» que se arrancó con el solo de «Nerva«, cuando el torero estaba prácticamente en el inicio de su faena. Luego instrumentó una serie buena por el pitón izquierdo muy aplaudida. Consiguió una estocada entera recibiendo un achuchón del toro al entrar a matar lo que tal vez hiciera que el palco generoso le ortorgara las dos orejas del ejemplar cuando con una hubiera más que bastado.
Donde sí mereció las dos orejas fue ante el quinto de la tarde por su faena con un comienzo por bajo, pleno de hermosura, temple y mando, consiguiendo apaciguar la embestida un tanto descompuesta y geñuda del Cuvillo al que remató con un trincherazo de cartel. Su estocada entera tras un volapié canónico y fulminante le hicieron acreedor, ahora sí, de las dos orejas.
Por tanto la tarde puede decirse que hoy en Valladolid fue de Juan, saliendo en solitario a hombros del coso del Paseo de Zorrilla, con el reconocimiento del público.
La mala suerte se cebó en esta ocasión con Diego Urdiales, director de lidia, que había entrado en el cartel en sustitución del anunciado Morante de la Puebla. Todo voluntad el torero riojano lo intentó por activa, por pasiva y por perifrástica, pero que si quieres arroz, Catalina. Un Lanzaviento que debió ser devuelto por invalidez manifiesta, pitado en el arrastre y en varios momentos de la tarde, por un público que afeó la tozudez del palco al mantenerlo en el ruedo. Y el cuarto, otro toro rajado, desrazado, manso y sin chispa alguna, solo pudo mostrar Urdiales la voluntad de agradar. Y eso que había brindado a los espectadores pensando que podría servirle el toro. No obstante, la ovación cuando acabó de estocada entera con el ejemplar fue merecida para este torero que puso todo, la voluntad, las formas, la ganas…para estrellarse contra un muro de mármol.
Y Pablo Aguado, el tercero de la terna fue ovacionado por su actuación en el correviento tercero de la tarde, desrazado y sin fuelle que se apagó como una candelita. Le había dado varias chicuelinas al paso y también un quite con el mismo lance colocándole dos veces ante el caballo. Antes, Juan Sierra, el subalterno colocó dos pares de banderillas clavando en todo lo alto por los que fue aplaudido.
Luego en la faena, deslavazada, acabó con el toro tumbándose y con dos pinchazos y una casi entera lo mandó al desolladero.
Frente al sexto, devuelto incomprensiblemente por el Presidente cuando Aguado le pedía el cambio de tercio, soltaron un sobrero de Loreto Charro, bien armado que de salida se dio un tremendo golpetazo contra un burladero, acusándolo en los cuartos traseros. Pablo Aguado hizo ante el de Charro una faena aseada y se esforzó por agradar, especialmente con la mano izquierda metió en el canasto al burel en un par de series. Acabó con él de pinchazo y media tras aviso antes de despenar a este sobrero de Loreto Charro.
En resumen, una corrida salvada in extremis por Juan Ortega, un torero sevillano que se hizo en Arévalo y que ahora es un matador fino, elegante y tocado por la varita del genio.
Y mañana la última del serial septembrino de Valladolid. Lo contaremos.
FICHA DE LA CORRIDA
Valladolid. Penúltima de la Feria de Nuestra Señora de San Lorenzo.Media entrada. Amenizó la corrida la Banda de Íscar dirigida por José Luis Gutiérrez.
Toros de Núñez del Cuvillo desrazados, pitados en el arrastre 1º; 3º; 4º; aplaudido el 2º y división de opiniones ante el 5º y un sobrero de Loreto Charro, noble, para
Diego Urdiales, saludos y ovación.
Juan Ortega, dos orejas y dos orejas.
Pablo Aguado, ovación y aplausos.
FOTOGRAFÍAS: José FERMÍN Rodríguez
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