Callar, huir, no molestar, taurinos silenciosos, tranquilos, no mezclarse, no utilizar los mismos métodos que quienes hacen su vida del escrache violento para impedir a los demás crear, hacer, divertirse, soñar, emocionarse, impidiendo la voluntad, su libertad y su misma vida ha sido hasta ahora la norma respetuosa. Pero hoy, en tarde aciaga, tras la suspensión del acto de presentación de la Cátedra de Tauromaquia en la Universidad de Salamanca porque un grupo de vociferantes antitaurinos estaban a la puerta increpando a los asistentes y a quienes olieran a toro o le tuvieran en su ideario, el colmo ha llegado hasta el extremo.
El Rector magnífico de la Universidad salmantina ha tomado la decisión, dicen, para preservar la seguridad de los ponentes en una nefasta y criticable actitud, bajada de pantalones por acojonamiento singular inclusive, o por decidido partidismo animalista, obviando preservar su juramento de defender la libertad de cátedra, evitando así la puesta en marcha de La Cátedra de Estudios Interdisciplinares en Tauromaquia, inclinándose hacia los postulados antitaurinos.
Una vergüenza más, una muesca más a añadir a los logros antitaurinos y animalistas que ven cómo al socaire del derecho a la libertad de expresión y sobre todo ante la falta de reacción de los afectados conculcan decisiones tomadas como en este caso la citada por la Consejería de Cultura de la Junta, al dotar y crear una actividad académica estrictamente relacionada con la vida de muchas personas en la provincia de Salamanca y en el resto de Castilla y León, tal cual significa para ellos el toro de lidia.
La cobardía mostrada hoy por la Universidad de Salamanca y su incompetente rector es merecedora de reprobación por parte de la Autoridad organizadora de este acto, salvo que muestre también el complejo y se achante ante las algaradas violentas de estos grupos extremistas que se han propuesto acabar con la Tauromaquia española, pues la mayoría de los taurinos de élite calla y no reacciona ante este último atropello a la razón, al saber, al conocimiento y a la relación humana.
Aquí en esta misma Universidad, siendo rector Balcells Gorina se establecieron las Jornadas Internacionales del Toro de Lidia, con la Dirección de Gregorio Marañón y la Secretaría general llevada por un tordesillano, Antonio Santander de la Cruz, hace muchos, muchos años. A estos que nunca agacharon la cabeza se les podían haber aparecido estos cuatro desgarramantas con un Rector en su formación a impedirles los actos de fomento y promoción del ejemplar más importante de la cabaña española, el estudio del toro de lidia y todo lo que ello significa, que se llevaron a cabo en la universidad salmantina. Seguro que el capón hubiera sido de aúpa y de un buen repelado a todos estos radicales parásitos, aborregados de iphone y comodidad.
Foto: Mundotoro
ANA PEDRERO dice
RADICALES DE SERIE.
Ana Pedrero.
Vienen de serie, adoctrinados, como los niños catalanes a los que envuelven con la estelada y falsas historias en Cataluña. Vienen de serie ignorantes de todo, educados en el desprecio al que no piensa igual, en el acoso organizado a través de las redes, en la imposición de sus ideas.
Matan a golpes de cacerola la libertad y el respeto. Leen la palabra «tauromaquia» y les sale el mismo sarpullido que a los catalanes secesionistas cuando leen «España». Pervierten el lenguaje y la moral, defienden con violencia lo que no saben ganar o perder en las instituciones con la ley y la Constitución en la mano.
No saben que una Cátedra de Estudios se dedica a eso, al estudio. A la relación de la Tauromaquia, en este caso, con las ciencias y las artes. Se presentaron con las cacerolas creyendo que iban a suspender un festejo de vaquillas organizado por la Universidad, imponiendo por la fuerza, el acoso y el insulto su antitaurinismo pijoprogre, que está de moda, que es lo que se lleva.
Vienen de serie. Las mismas actitudes, las mismas consignas; unos levantaban el brazo y alzaban la mano. Otros le dan a la cacerola, cuanto más ruido mejor, insultando a la tolerancia, el respeto, la convivencia y la libertad.
Vienen de serie, adoctrinados, adocenados, antisistema, antitodo. Anti tú. Anti yo. Anti todos.
Ayer celebraban el aplazamiento de la apertura de una Cátedra de Estudios que relaciona la Tauromaquia con las Artes y las Ciencias, un matrimonio de siglos, para ponerlo en valor, para profundizar en su legado. Medicina, Medio Ambiente, Ecología, Economía, Derecho, Arquitectura, Sociología, Comunicación… y el Arte, con mayúscula. Las Artes. La pintura, la poesía, la música, la escultura, la novela… todo el poso y el peso cultural e histórico de la Tauromaquia como objeto de estudio en un espacio público, en un país libre, en una Salamanca cuyo motor secular es el toro, en una Universidad donde la pluralidad es sagrada.
Algunos pensaban espantar vaquillas a golpe de cacerola erigidos en dictadorzuelos en la más universal de las instituciones. En su pobreza, ni siquiera saben que ayer intentaron vetar en la universidad a Picasso, a Goya, a Alberti, a Dalí, a Machado, al Loquillo que hace dos días aplaudían en la Plaza Mayor, al Lorca que comparte fosa con dos banderilleros anarquistas; a Miguel Hernández, que intervino en la redacción del Cossío; a Wolff, a Sabina y Calamaro, a Boadella, a Fernando Botero, a Blasco Ibáñez, a Santiago Auserón, a Ortega, a Cela, a Vargas Llosa y a Gabo, a Tierno, a Claudio, a Bizet y al propio Miquel Barceló, investido la semana pasada Doctor Honoris Causa.
Esos y otros «asesinos», otros «catetos» como esos son los que planean sobre los estudios de la Cátedra. Pero pone «Tauromaquia» y la consigna es clara. Sarpullido. Caspa. Acoso, muerte al taurino. Fachas.
Ellos aún no habían nacido y yo, hija de la Democracia, ya me partía la cara en los medios de comunicación, en los foros y en la vida por la igualdad de hombres y mujeres, por la palabra y la dignidad para todos; por la integración y la apertura social, por la libertad de credo y de pensamiento y de amar sin barreras de sexo. Una libertad que ellos ahoran prostituyen para llamarnos asesinos, catetos, fachas. Camiseta del Che (que también iba a los toros) en ristre y pañuelo palestino al cuello, cacerola en mano, izquierda de pose y postureo, dictadura disfrazada de progresismo. No les dimos la palabra para que nos la arrebatasen, la libertad para que nos persiguiesen. No. No era esto.
Ayer sus cacerolas sonaban como un ejército de borregos, tan sin criterio, tan sin saber por dónde andan, tan creyéndose sus consignas fascistoides. Tal vez si hubiesen asistido a la apertura de la Cátedra algo hubiesen aprendido, al menos a respetar ideas que no son las suyas e incluso a defenderlas por la legitimidad de exponerlas.
Pero vienen de serie tirando por tierra los cuarenta largos años de lucha por las libertades en este país, intentando amordazar de nuevo a miles de ciudadanos que cuando ellos no habían ni nacido ya pisábamos los caminos de la libertad para que ellos no se hiciesen heridas en los pies.
Dictadores de serie, radicales.