La vieja ciudad lusitana de Ledesma por donde pisara Viriato celebra con alegría sus fiestas patronales del Corpus Christi y allí a la abrigada de la Iglesia de Santa María en donde los viejos toman el sol y pelan la hebra se habla de toros que se correrán por puente mocho y en la plaza que diseñó el arquitecto Santiago Madrigal que construyeron los vecinos con esfuerzo, aportaciones y trabajos allá cuando alboreaba el siglo XX. El olor característico serrano a tomillo y romero, hierbas olorosas y de perfume arrobador y gustoso, hacen que Ledesma tenga en su nombre y en sí misma un ejemplo claro del estupendo trabajo que muchas personas realizan por la fiesta de los toros. Entre ellas, por no citar a todos que sería prolijo y excesivo, aparece la figura de José Ignacio Cascón, un hombre joven, empresario taurino que tiene a los hermanos Castaño entre otros toreros como amigos del alma, del capote y de la muleta.
No conozco personalmente a José Ignacio, de momento. Tan solo lo he saludado en un par de ocasiones y mi contacto con él se limita a la escueta exposición de un par de comentarios en la red social a los que siempre me ha contestado solícito y sin mayor problema. Lo que sí sé es por otros amigos de Zamora que me han hablado de su actuación y de su trabajo para dotar a Ledesma de una feria más que digna, orgullosa del significado taurino que para la tierra charra tiene esa localidad, centro de un grandioso castillo, palacios y monumentos singulares que dan fe y son vestigio de su pasado esplendoroso.
Pero, y aquí está el mérito, por el que es necesario acercarse a conocer este rincón muy cercano a Salamanca, una de las tierras más bonitas, señeras y acogedoras que tenemos en Castilla y León, donde además de pasear, recorrer y comprobar la hospitalidad hacia el forastero, la función de toros merece un sitio destacado para la contemplación de todos los aficionados. Ledesma da ejemplo de ello al programar una novillada sin picadores en su coso taurino, con otros dos festejos mayores de primer orden: Nada menos que una corrida concurso de ocho toros y otra del bello arte del rejoneo con los dos rejoneadores primeros del escalafón, Mendoza y Ventura.
Las novilladas sin picadores han quedado reducidas a la mínima expresión en muchos sitios en donde antes se daban. La crisis ha hecho mella y la cuerda siempre se rompe por la parte más débil. Pero esos chicos que quieren ser toreros y que han elegido la profesión para echar a andar en este mundo de la Tauromaquia tienen una oportunidad en Ledesma. Los ejemplos de las novilladas sin picadores en Valladolid, Ledesma, Fuentesaúco… son sitios en los que aún se da la oportunidad a quien lo precisa. Por eso la acción torera a que se convoca en Ledesma no puede ser de otra forma más que digna del mayor y mejor efusivo aplauso. Muchas gracias a todos cuanto lo han hecho posible y a las empresas que apuestan por estos festejos.
En Ledesma tienen su cita Roca Rey, Fran Colmenero, Ginés Martín y Alberto Escudero, cuatro novilleros que lidiarán los erales de las ganaderías de Montalvo; Valrubio; Antonio Palla y Eduardo Cilleros. Y la cita es el viernes a las seis y media de la tarde.
Deja una respuesta