Varios años ya, desde que iniciamos la andadura en este portal cibernético para contar cosas de toros y toreros por las tierras de Castilla y León a las que dedicamos atención, apoyo y destacada singularidad, el pueblo salmantino de Ledesma figura con letras de oro en la agenda de trabajo. No solo porque sus rosquillas que además dan premio a los novilleros sin picadores a los que se ofrece una oportunidad en su centenario coso y donde se promociona con alegría, dedicación y esfuerzo a la fiesta brava española, tan singular, sino también porque tiene Ledesma uno de los cofres donde se guardan las perlas del buen hacer y del cariño por su propio entorno en la fiesta de toros.
Salamanca, tierra de toros y de buenos y grandes toreros, también lo es de personajes que saben insuflar la fuerza que merece la actividad taurina. Y aquí figura por méritos propios José Ignacio Cascón, un ledesmino al que seguimos en su actividad empresarial taurina y a quien respeto y admiro por la gestión llevada a cabo en todos y cada uno de los sitios en donde tiene cobijo y causa de programación una feria taurina.

Ledesma es especial en su concepción torera. Su plaza que a veces nos llena la garganta de polvo por entre aquellos pedregales graníticos en donde se asienta el coso centenario y acogedor. En la ciudad no falta la procesión del Santísimo Sacramento en su carroza de plata ni las galas bordadas en manteos, reposteros y sabanillas en ventanas y balconadas, oliendo a tomillo y romero las calles. Fiesta y alegría antes de dar a los toros el protagonismo indudable de un sitio incardinado en la charrería con el anticipo de la “rosquilla” de oro para novilleros sin caballos. La rosquilla de Ledesma, un dulce típico y singular de la Villa que da origen a un premio tras una jornada torera de promoción para los novilleros sin caballos.
Desde aquella corrida del Centenario que enorgulleció a una población que tiene al toro como estímulo y garantía de sus fiestas, y que ha estado cien años dando toros y que, lo deseamos de corazón, siga dándoles otros cien más con el acierto y dedicación con que lo ha hecho hasta la fecha, pero con la grandeza que debe tener siempre la consideración de la Fiesta, el respeto a la misma y su cuidado formal. Y en el mejor recuerdo de aquel día, aquella cara alegre de la niña que recibió de Domingo López Chaves las dos orejas de su toro.
Criterio y hospitalidad, la dualidad de Ledesma, donde uno de sus especiales y singulares vecinos relacionado con la Tauromaquia y organización de festejos, José Ignacio Cascón, empresario joven e ilusionado en su pueblo y coordinador junto a los responsables municipales de la localidad entre quienes destaca su alcalde José Prieto que traen y completan unas combinaciones de cartelería, ilusión y atrayentes como muy pocas localidades son capaces de poner en marcha en su escaparate festivo. Llamada, pues, a todos los aficionados que empieza la fiesta en Ledesma en menos de cuarenta y ocho horas.
Y todo porque Ledesma es toros, hospitalidad y orgullo de Salamanca.
Fotografías: José FERMÍN Rodríguez
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