Algo más de una década lleva Leonardo Hernández, jinete más que consumado y artista del rejoneo español, mostrando el arte de Marialva a lomos de sus cabalgaduras por esas plazas de toros, en una mejoría y constante evolución, arriesgada en ocasiones pero llena de significación, profesionalidad, pureza y conjunción con el caballo.
Es por tanto el centauro en el que nos hemos fijado en esta ocasión, a quien su padre orienta, corrige y entrena con una doma espectacular y llena de emocionante plasticidad.
Muchas veces hemos visto rejonear a Leonardo y en todas ocasiones, jamás ha fallado aun teniendo la mala tarde que a cualquiera puede pasar en un momento determinado, aciago, que no encuentra el poso ni la suficiencia para seguir mostrando orgulloso su valor de caballero. Sin embargo, siempre espectacular, Leonardo, el pacense, pese a tener violentada la visión de uno de sus ojos tras perderlo en el golpe recibido de una banderilla en la localidad de Íscar. Él es capaz de superar con creces la dificultad, sobreponerse y mostrar su mejor doma, arte, complacencia y conjunción con sus caballos de rejoneo.
La apertura por partida doble de la puerta grande de las Ventas en esta temporada pasada ya lo han colocado en el sitio de privilegio merecido y logrado.
Sus éxitos mejicanos, españoles, atestiguan «la competencia en el rejoneo que es muy interesante y ha crecido mucho, y por su puesto que venir a México, se sabe de lo que han hecho mis compañeros como Pablo Hermoso y Ventura, pero para mí es una gran ilusión la que tengo para que la bonita afición de México pueda disfrutar con mi toreo a caballo. Vengo de una campaña muy importante de mi carrera en Europa, con triunfos que han trascendido y sobre todo me encuentro en muy buen momento con una extraordinaria cuadra de caballos y repito muy ilusionado con este nuevo reto en mi carrera».
Cairel, Burladero, Verdi, Templario, Quieto, Xarope, OH 31, Humorista, Travieso… entre otros son nombres de caballos, animales inolvidables para él. Su complemento único y especial para seguir dando esas hermosas tardes de toros en la nueva temporada. Porque Leonardo, premiado en Portillo, un enclave especial en la provincia de Valladolid, donde una sociedad de caballistas muy importante sigue haciendo las cosas con acierto y propiedad, es el de la menuda figura, tallada a cincel, que se engrandece a lomos de un caballo cuando torea en la plaza un toro de rejoneo.
¡Suerte, torero!.
Fotos: José FERMÍN Rodríguez
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