Es motivo de orgullo y alegría siempre el saber que uno de los chicos que has conocido desde que prácticamente era un chiquillo, para mí lo sigue siendo, va a hacerse matador de toros en una tarde de sol y belleza, cuando maduran los membrillos y los acerolos allá por Mojados, la ilustre villa vallisoletana que ha puesto el cartel en danza con la presencia de Juan Bautista como padrino y Morenito de Aranda como testigo.
Ahora mismo me acuerdo de la primera vez que se vistió de luces Pablito, como yo le llamaba cuando le hablaba a su padre Fidel que tantos y tantos esfuerzos, ánimos, apoyos, trabajos e ilusión ha desparramado por estas tierras de toros y pan llevar. Fue en Villalar de los Comuneros y lo llevaba Félix Zorita, «Bienve», el recordado y tristemente desaparecido taurino de Castronuño que siempre hacía gala del futuro que podía tener este muchacho en los toros. En una de las tertulias taurinas que se celebraron en el Pozo de la Nieve de Tordesillas, «bienve» tocado con su sombrero, me dijo: «Este va a ser un torero«.
Y sus palabras y vaticinio están a punto de cumplirse en unas pocas horas las que median hasta el domingo seis a las seis, y que ya pasan lentas en el reloj de su vida.
Pablo Santana ha entrado en esta profesión del toreo con dedicación y trabajo, ganas y sacrificios, siempre con la mente clara y sabiendo de las dificultades que acechan y acecharán en este camino que se traza para engrosar la nómina de los matadores de toros, los elegidos para la gloria y el triunfo, la pasión y el arte, el silencio y el llanto, el día y la noche que arropa siempre a toda la vida de los hombres.
Pero aquí además de destacar la labor de Fidel Santana que asistirá emocionado a la ceremonia de la alternativa de su hijo, vestido con traje y corbata como es de ley, con la contenida pasión por su hijo al que ha dedicado, apoyado y animado en muchos momentos de su vida. Fidel Santana, el viejo jugador de fútbol del At. Tordesillas, lateral derecho que subía y bajaba como el rayo allá en la banda del campo de juego de la Vega y de quien alguna vez hice la crónica de aquellos partidos de la regional preferente para el desaparecido Diario Regional de Valladolid diciendo de él que era una lateral duro y ceñudo que si pasaba el balón, difícilmente lo hacía el delantero, hoy es el padre emocionado que ve cómo su hijo va a tomar la alternativa como matador de toros.
No debemos olvidar en este breve recordatorio los tres años que pasó con el maestro salmantino Andrés Sánchez quien lo pulió como torero y le enseñó a comportarse y a actuar como tal y, por supuesto a su actual apoderado Jorge Manrique, el zurdo espada de la Seca, criado en Rioseco, que ha llevado a buen puerto esta alternativa, uno de los ritos toreros más emocionantes que puede albergar el corazón de un diestro.
Pablo Santana, a sus veinticuatro años, toma la alternativa en Mojados como matador de toros. Por eso es día de alegría grande. ¡Que la suerte te acompañe, torero!
Fotos: José FERMÍN RODRÍGUEZ
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