Poner en marcha y celebrar una corrida concurso de ganaderías como la celebrada este fin de semana en la patria chica de Santa Teresa de Jesús, la monja torera y propagadora de la fe, ha sido uno de los sucedidos más bonitos, atrayentes y emocionantes vistos desde el callejón de la Ducal en esta temporada taurina que termina por Castilla y León.
Como homenaje sincero y sentido hacia esos cuidadores, ganaderos de bravo, que llevan la ilusión del campo a la plaza todos los días de corrida, quiero detenerme en un análisis del comportamiento de los toros y del público que levantó la voz en el recinto sonoro de la plaza cubierta de alba pidiendo el indulto a un toro, bravo, noble y repetidor de Domingo Hernández al que devolvieron al campo, mientras que el torero, en esta ocasión José Garrido, vendió él mismo un producto que no merecía tal honor, de acuerdo no solo con lo que se establece en el Reglamento taurino vigente y que se pasa por el forro de las voces y de los caprichos.
Desconozco si la especie que corre ahora por los tendidos de las plazas es el buenismo animalista para que se indulte un toro de lidia y, de paso, acabar con la suerte de varas y la de matar a estoque. Será que cada vez impera más la mediocridad que la excelencia en todos los sentidos de la vida y, como no, en la fiesta de toros.
Partiendo del hecho que para indultar un toro, éste tiene que haber tenido un comportamiento excepcional de bravura, en TODOS y cada uno de los tercios, sin merma ni dechado en la embestida, muy pocos animales, tal y como está en estos momentos la fiesta, alcanzarían objetivamente la perpetuidad de su raza y cuidado para la ganadería de lidia.
Y por no ser demasiado cansino, vamos toro a toro, a la corrida concurso de Alba de Tormes, celebrada en la hermosa Ciudad Ducal.
1.-«ROTADOR» de Castillejo de Huebra.
Noble y con poca fuerza. Murubeño legítimo. Humilló. (El torero pidió el cambio tras la primera vara y no se le concede). Colocado en el centro del ruedo, arrancó desde los medios con galope. En banderillas achuchó a los subalternos tirando la cara arriba y todos los ocho palitroques por el suelo. Escasa fuerza en la muleta. División del público en el arrastre con pitos y aplausos.
2º.- «MIRASUELOS» de Julio Pérez Tabernero.
Bravo y encastado. Remató en los tableros de salida. Tomó dos varas extraordinarias, arrancándose de largo. Bien banderilleado por la cuadrilla. Noble en la muleta. Un Santa Coloma muy duro para descabellar tras estocada entera. Gran ovación al toro en el arrastre.
3º.- «PICADITO» de Los Bayones.
Bravo toro. Cuajado, serio. Un zapatito de hechuras. Tomó dos varas recargando el picador la suerte. Por el pitón derecho extraordinario. La estocada efectiva. Toro aplaudido en el arrastre.
4º.- «CARAFINA» de José Enrique de Valdefresno.
Noble y flojo. Un toraco con toda la barba. Muy mal lidiado en los primeros tercios. Recibió una sola vara. Bravo y repetidor en la muleta. Aplaudido en el arrastre.
5º.- «BUENAVISTA» de Adelaida Rodríguez.
Bravo y encastado este Lisardo. Humilla. Tomó una vara con gran empuje y metiendo los riñones. Salió de los chiqueros muy zurrado después de armar dentro un lío rompiendo puertas y marcos del mismo. Muy bien banderilleado por Joao Ferreira. Suavidad y temple en su embestida. Pañuelo azul y gran ovación al toro, un Lisardo de antología.
6º.- «PARCELITO» de Domingo Hernández.
Bravo y noble. Bien presentado, cuajado, Tomó dos varas, una de ellas sin demasiado empuje. Abrió pronto la boca. Extraordinario en la muleta, humillando y repitiendo. Comienzan las voces en el tendido a pedir el indulto, sin demasiada contestación por el resto de espectadores que no consideraban tal honor de merecido galardón. El torero ayudó lo suyo para que se recrudecieran las voces pidiendo el indulto a lo que accedió el palco exhibiendo el pañuelo naranja.
En resumen. Una extraordinaria corrida de toros que mantuvo la atención durante todo el tiempo y que se desarrolló con la tónica que está asediando el sentido real de la Tauromaquia y de la bravura de los toros, premiando en exceso con el indulto, creyendo que así se favorece al espectáculo. Tamaño error de bulto al creer que la mediocridad es excelencia pura y dura que lleva inexorablemente a la fiesta a un callejón sin salida.
FOTOS: José FERMÍN Rodríguez
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