Andan los políticos de las comunidades autónomas dando órdenes, publicando en sus boletines oficiales las normas de regulación para los espectáculos taurinos, como si éstos fueran culpables de la terrible expansión del virus entre los pobladores de España, sin decir claramente que lo que les parece mejor es la supresión, el olvido, el descabello, el final de cuanto se opone a su identidad y grandeza.
Ayer, once años ya, los avispados políticos de la región catalana acuciados por las presiones animalistas y antitaurinas por aquello de encontrar un tonto útil en donde centrar sus ataques desaforados y teledirigidos, infringieron a la costumbre una de las mayores atrocidades que se recuerdan, prohibiendo la fiesta de toros en dicha región española. Once años ya, porque de seguir los toros en la Monumental era una de las atrocidades sanguinarias, de maltratadores de animales y criminales a los que había que eliminar para acabar con tal lacra humana « sería una sociedad peor, más violenta y seguro que habría centenares de jóvenes asaltando tiendas, destrozando las calles y atacando a las fuerzas de seguridad». Pues resulta que en aquella Comunidad están los toros prohibidos, pese a la decisión del Tribunal Constitucional que anuló aquella medida legal, y es ahora cuando en las calles, manifestantes radicales queman, destrozan contenedores, cristaleras, escaparates, saquean los comercios y sucursales, e incluso la emprendieron a pedradas contra todo un símbolo cultural de la Ciudad Condal, el Palau de la Música de Barcelona, resucitando los viejos canteos de los pueblos aunque aquí sean adoquines los que vuelan por las calles contra los policías que ni sé como no se hartan ya de tanto abuso, enfrentamiento y desprecio.
Hoy los no menos inteligentes políticos de la región de Castilla la Mancha ponen, negro sobre blanco, la norma que regirá en su Comunidad: “Los espectáculos taurinos podrán celebrarse con un aforo de hasta el 50% en espacios abiertos con un máximo de hasta 500 asistentes y conforme a los protocolos en vigencia en cada caso. En ambos casos se deberá contar con butaca pre asignada, y en caso justificado de que no fuera posible, establecer las medidas pertinentes para asegurar en todo momento el mantenimiento de la distancia de seguridad interpersonal”.
Esta medida hace casi imposible por dificultad económica que se pueda celebrar algún festejo, aunque dejan el resquicio de que «las medidas se actualizarán en función al avance del coronavirus«.
Dentro de unas fechas se esperan las medidas adoptadas para la celebración de festejos de toros en Castilla y León que, por cierto, marcó al final de la temporada pasada, que llegaron a ser pioneras y con el control sanitario que predomina ante la situación.
Es terrible y complicada, cada vez más, la situación y la paradoja a juicio de quien esto escribe es que ni una queja, ni un grito, ni una palabra de quien puede decirla sale ni de los acomodados ni de los menos. Son ellos quienes primero tienen que decir, pues creo que ya está bien de aplicarse aquello de: No con gritos, que las grandes verdades pueden decirse también con un susurro.
Foto: Archivo/ Óleo de Cabrejas/ FERMÍN Rodríguez.
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